Una de juicios

Dredd, de Pete Travis, 2012, Gran Bretaña, 95 min.

El Juez Dredd regresa en 2012 para aniquilar de nuestras memorias la versión stalloniana de 1995. No es fácil, e intuyo una floja taquilla en España como consecuencia del efecto Deja vu y el desconocimiento de una realidad, el superjuez de Mega City tiene su origen en el comic británico 2000 AD. No estamos ante un remake, estamos ante una nueva adaptación.

La dirección corre a cargo del mancuniano Pete Travis (Omagh, En el punto de mira, Endgame), que opta por ahorrarnos la presentación de personaje, tan típica en las adaptaciones de comic, y colocar a sus protagonistas en el ojo del huracán. El arranque es espectacular, con un motorizado Dredd que recuerda a Akira, para dar paso a lo que se convertirá en una Buddy Movie mixta de la división Jedi/Joven Padawan. No hay que olvidar un detalle importante, estamos ante un drama judicial, el mejor de la última década. Los juicios rápidos se suceden cambiando la habitual sala de audiencias por un bloque a caballo entre la también british «Attack the block» y «The raid».

La película vence en el terreno artístico gracias a la ambientación y al muy cuidado vestuario del juez. La estética Ciberpunk domina en un mundo cercano a Blade Runner o al Detroit de Robocop. Con esta última guarda varias similitudes, sus protagonistas comparten carisma y putoamismo. La banda sonora gustará a aquellos que recuerdan con una sonrisa partituras como las de Mortal Kombat o Blade. Hay un DJ en la sala, y por suerte no es Paquirrín. A estos ingredientes hay que sumarle el aroma procedente de Serie B. El uso de la huperviolencia gana enteros gracias al uso del slow motion de la escuela Wachowski/Snyder.

Al frente del reparto, Karl Urban con casco y tarjeta SIM incrustada que responde con eficacia. Se agradece que parte del peso recaiga en Olivia Tirlby y que no se haya optado por un protagonista absoluto, en la antagonía encontramos a Lena Headey, tronista y Connor en serie a la que ya vimos en 300.

Estamos ante una buena muestra de género, un ejemplo de ritmo, que reinicia nuestra idea del Juez Dredd y que esperamos sea el comienzo de una gran saga. Se echaba de menos una figura emergente en territorio devastador. El veredicto para Pete Travis es inocente, aunque su película no lo sea en absoluto. Eso si, podemos condenarle a realizar por lo menos una secuela, veamos hasta donde puede llegar. Ahora solo falta ver que opina el jurado.

Calidad de la leche: Buena

No es el Borbón… Es el Bourbon

He encontrado esta curiosa imagen en la última película protagonizada por Mel Gibson, titulada Get the Gringo (Vacaciones en el infierno) y cuya acción se desarrolla en Ciudad Juarez (México). El cartel publicita una marca de Bourbon llamada SanSans, pero en Google no he encontrado nada al respecto. ¿Promo real o mensajito al Bourbon? Perdón al Borbón… No vaya a ser que me cierren el blog a los dos días de vida. Sobre Vacaciones en el infierno, cuyo estreno está previsto en España el día 26 de octubre, hablaremos más adelante.

Rojo sobre blanco

The Grey (Infierno Blanco) de Joe Carnahan, 2o11, USA, 117 min.

«Mirad, yo os envio como ovejas en medio de lobos» Mateo 10:16

Joe Carnahan se pone serio y se desplaza hacia la nieve para resarcise del fracaso que supuso «El equipo A». Quien fuera Hannibal Smith a sus órdenes, Liam Nesson, lidera a un ejercito de inadaptados en su travesía hacia la supervivencia.

El subgénero del cine survivor se divide en dos grandes bloques: La humanidad contra los elementos y El hombre y la tierra. En el primer grupo encontramos una historia entre la desesperación colectiva, provocada por el cambio climático, la amenaza de un meteorito o los siempre incómodos marcianos. En el segundo bloque, un hombre o un grupo reducido de estos, intenta sobrevivir en plena naturaleza. «The grey», titulada en España «Infierno blanco» pertenece a esa facción, en la que también encontramos títulos como «El desafio», con guión de David Mamet. En esta ocasión un grupo de trabajadores del petróleo intentarán sobrevivir entre nieves y bosques tras un accidente aéreo.

Carnahan se puso manos a la obra alejándose totalmente de la película que le colocó en el mapa cinematográfico, Ases calientes. En esta ocasión se sustituye el gamberrismo por tensión. En sus dos horas de metraje la película pasa por varios estados. Durante su primera mitad se pasea sin demasiado éxito por lugares comunes, y solo la presencia de un todopoderoso Neeson consigue marcar la hoja de ruta. A partir de ahí encuentra el camino para ir claramente de menos a más, y es que no es fácil caminar sobre la nieve.

Siempre hay una amenaza externa, y en este caso se trata de una manada de lobos que intentará menguar el número de vidas. Su presencia se va convirtiendo en una amenaza más mística que real con el paso de los minutos, lo cual hace que la peli suba un escalón. En ese punto, Carnahan consigue sacar lo mejor de los personajes y sacar partido a una fotografia que tiene mucho donde nutrirse. Los acertados movimientos de cámara en las escenas de acción también ayudan a un resultado final, que si no alcanza un notable, salva con creces los muebles.

Calidad de la leche: Buena

Un blog de cine con muy mala leche