Looper: El chico del maíz

Rian Johnson ha creado una de esas películas que al salir del cine te hacen pensar “¿Cómo c… se le habrá ocurrido?. Ponle un maizal al director del estado de Maryland y el hará el resto. Tras su debut con Brick se podía intuir que estábamos ante un gran director. Looper, la mejor película de ciencia ficción de los últimos años, lo confirma.

Y es que su última película bebe de muchas fuentes para crear su propia personalidad. Tiene algo del cine de Nolan, concretamente de Origen y Memento, pero sobre todo, tiene mucho de Terminator. De hecho sus guiños son constantes. La madre coraje de este Looper se llama Sarah, en claro vínculo con la que lleva de apellido Connor. La búsqueda de Willis recuerda mucho al primer viaje de Schwarzenegger, tirando de listín para matar a nada menos que John Connor, el lider de la resistencia futura. La animación del manga Akira también recorrerá nuestra cabeza.

Pero no, no estamos ante un plagio o perversión de ninguna de las anteriores. Looper avanza en todo momento bajo sus propios pasos y marcando su propio ritmo. La trama de desarrolla en un futuro decadente donde los Loopers son asesinos a sueldo que liquidan los cuerpos que les son enviados desde el futuro. Uno de ellos es Joseph Gordon Levitt, sin duda el actor del momento. Sin hacer mucho ruido se ha colado en 500 días juntos, Origen o El caballero oscuro: La leyenda renace, tres de las grandes referencias del manual cinéfilo actual.

Bruce Willis hace de Bruce Willis para la ocasión demostrando una vez más que no sólo es el Action hero que siempre fue. Emily Blunt le da mucha fuerza a su personaje principal, y Jeff Daniels cumple con creces en su papel de mafioso del futuro.

Rian Johnson no solo consigue que abramos la boca en alguno de sus golpes de ingenio, también ha aplicado a la película la capacidad de emocionar. Toda esa acción y sensibilidad desemboca en un espectacular final que al que escribe estas líneas le puso la piel de gallina. Creo que realmente no lloré por vergüenza, pero vosotros no os corteis.

En definitiva, Looper es un entretenimiento de altura que puede pasar a la historia del género. Para terminar una sugerencia… Productores americanos, pongan lingotes de plata sobre la mesa, Rian Johnson debe dirigir la próxima entrega de Terminator.

Calidad de la leche: Excelente. Esta leche viaja continuamente en el tiempo. Lleva tres días en la nevera y aún parece que está recien ordeñada. 

¿En qué película que no es Twister aparecía también la vaca de twister?

Hemos inaugurado la sección #vacaquiz en nuestras redes sociales preguntando cual era la película que no era twister en la que aparecía la vaca de twister. Han aparecido toda clase de nombre. Desde Top Secret (@jl_alcaraz y @elminicrítico) a Apocalypse now (@mariahoyosand), pasando por Un cuento chino, @cgvarteweb nos ha contado que en la película caía una vaca del cielo, pero creemos que no era la nuestra. Urtzi y @Cineydvd han destapado un misterio que investigaremos. Parece que la vaca también aparece en una de las explosiones de Speed 2, también de Jan de Vont, director de Twister.

La película a la que nos referíamos es… Mafia ¡Estafa como puedas! (Jane Austen’s Mafia!). En este clásico del cine paródico Jay Mohr emula la escena inicial del Casino de Scorsese. Se dirige hacia su coche, mete la llave, y el vehículo explota en el acto. A partir de ese momento paranoia pura… pura y dura… y entre todas esas paranoias encontramos a nuestra vaca de twister, eso si, en modo cartón piedra. Felicidades a Unai Marzana, que ha sido el acertante via facebook. Ya ha recibido en su domicilio un litro de leche de toro. Os dejamos con la escena vacuna. Atentos al 1:18.

Un mal necesario

Andrew Niccol (Gattaca, Simone) escribió en 2005 una de las mejores escenas finales de los últimos años. Se trata de la secuencia final de El señor de la guerra, una muestra de que se puede hacer crítica explícita a tu pais con dinero de Hollywood, y para eso hay que tenerlos muy bien puestos. Nicolas Cage e Ethan Hawke hacen el resto. Me temo que los que no hayais visto la película tendreis que dejar de leer, puesto que no es mi intención joderos finales. Eso si, si nunca la vereis podeis rendiros antes esta lección de maestría que, en mi opinión, debería impartirse en las Escuelas de Cine. Pagaría por ver la cara de Niccol viniendose arriba mientras escribía las demoledoras líneas que pone en la boca de Cage. Lo mejor, su monólogo a partir del 1:44. Apoteósico.

“Pronto llamarán a esa puerta y te dirán que salgas. Habrá un hombre que te superará jerárquicamente. Primero te felicitará por lo bien que lo has hecho, te dirá que estas haciendo del mundo un sitio más seguro, que van a concederte una distinción y ascenderte… Y después te dirá que tienes que soltarme. Tú montarás en cólera, seguramente le amenazarás con dimitir, pero al final me soltarán. La razón por la que me soltarán es la misma por la que tú crees que me van a condenar. Yo me codeó con algunos de los hombres más viles y sádicos que se hacen llamar líderes en la actualidad, pero algunos de esos hombres son los enemigos de tus enemigos, y como el mayor traficante de armas del mundo es tu jefe, el Presidente de Estados Unidos, que envía más mercancía en un día que yo en un año, a veces es un poco violento que estén sus huellas en las armas. A menudo necesita un freelance como yo para abastecer a fuerzas a las que a él no le pueden ver abasteciendo. Así que ya puedes decirme que soy un mal, pero por desgracia para ti soy un mal necesario”

Nicolas Cage, voz

Andrew Niccol, texto

Mátalos suavemente: Mucha charla y pocas muertes

Mátalos suavemente cuenta a priori con unos cuantos elementos a su favor:

1. Andrew Dominik. Un director que rodó en 2007 una película que quizá no ha sido valorada en su justa medida y que se titula El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, una película que es una oda a la fotografía en el cine. Sus protagonistas, el infalible Pitt y el neurótico Casey Affleck engrandecían los ya de por si espectaculares paisajes. El western moderno en 160 minutos.

2. Brad Pitt. El ya mencionado actor siempre otorga un plus a cualquier filme, y no solo en su recaudación. Sabe elegir papeles, y su presencia es habitualmente una garantía de calidad.

3. El cine de mafiosos. El género que conoció su mejores momentos con los Coppola, Scorsese, Pacino, De Niro o Brando está a la espera de una renovación, de una vuelta de tuerca que devuelva el esplendor perdido. Tan solo Los soprano, en formato televisivo, ha sido capaz de entregar calidad desde entonces.

Con estos elementos uno esperaba que Dominik pudiera devolver el equilibrio a la fuerza.

Ray Liotta

Han pasado unos dias desde que vi Mátalos suavemente, por lo que ya soy capaz de entregar una crítica sosegada. No estamos ante una mala película, pero quizá hay que emplear el término de película fallida. A pesar del buen nivel de los intérpretes, entre los que destacaría los momentos del «no muerto» Ray Liotta, hay algo que no acaba de funcionar.

Dominik se marca una pretensiones demasiado altas, lo cual es para mi una virtud. Ya lo hizo por ejemplo nuestro amigo Paul Thomas Anderson en Pozos de ambición, con resultados altamente satisfactorios, pero este no es el caso. Los diálogos se suceden, pero lo hacen sin esa frescura que solo es capaz de darnos Quentin Tarantino, y no tienen la mordiente cómica de Guy Ritchie, ni la trascendencia de Coppola o Scorsese. Algunos se pueden disfrutar, e incluso recordar, pero no terminan de enganchar. En algún momento dan ganas de gritar… «Dejaros de cháchara y coser a alguien a tiros».

Por si eso no funcionara, la película se apoya en el estilo, en el montaje, y en juegos de cámara modernos, pero comete un nuevo error. Dominik parece recrearse en ciertos planos, y al hacerlo se pierde la naturalidad para dar paso a lo repetitivo. La desaparición de algún personaje interesante del guión durante el metraje tampoco ayuda, y mucho menos lo hace la ausencia de un climax, el CÓMO está tan por encima del QUÉ, que la película consigue que nos de igual lo que suceda en ella.

El último gran pecado capital de Mátalos suavemente tiene que ver con su mensaje. La comparación entre la mafia y la política actual, y ese juego con las elecciones americanas, es tan poco sutil que termina por cansar. Al espectador del cine de hoy no le gusta que le den todo masticado. Hubiera sido mejor dar unas pinceladas para que podríamos completar el cuadro.

Tras estos palos diré que hay más de un elemento salvable en este naufragio. Me quedo con el comienzo, el final, o esos diálogos entre Pitt y el contacto de la cooperativa mafiosa. Esperos que Dominik recupere contundencia para Blonde, su película sobre Marilyn Monroe prevista para 2014.

Calidad de la leche: Leche desnatada con vistoso Tetra Brik y dudoso contenido

Aprende a tocar la guitarra con Antonio Banderas

Un tio feo con bigote mira hacia la derecha, fundido a negro. Aparece una guitarra y suenan los primeros acordes… así comienza una de mis escenas preferidas, la intro del Desperado de Robert Rodriguez. El “rebelde sin pasta”, que pudo costear su opera prima El mariachi haciendo de conejillo de indias en unos laboratorios, decidió hacer una especie de secuela remake al estilo Raimi (Evil dead I/Evil dead II) de su primer largo. Para ello contó con el apoyo, de Quentin “el grande” Tarantino.

Y para empezar nada mejor que una canción de Los lobos y Antonio Banderas, que a pesar de su participación Drexleriana en los oscars, es un intérprete excepcional en estos casos. Pasamos al plano afinación de cuerdas (0:14) , tras este timido y glorioso arranque sonoro vemos por primera vez la cara de Banderas. No sabemos a ciencia cierta si se estaba masturbando o no, pero su cara de placer y concentración es total. Pasamos de nuevo a la guitarra, leemos un “A film by Robert Rodriguez” en rojo, Banderas abre los ojos y ahora si, se viene arriba.

En ese momento se abre plano y nos damos cuenta de que no está solo. Le acompañan un mexicano con cara de politoxicómano por la izquierda, y un actor porno engominado por la derecha. Aparecen unas letras muy tarantinianas en las que se puede leer DESPERADO (0:33), mientras a Banderas le da un ataque de Parkinson. No, no he dicho nada de Michael J. Fox. Antonio empieza a cantar y vemos enseguida que nos encontramos en un decadente local que apesta a Karaoke. Eso si, hay bastante gente. Destaca una chica que comienza a bailar. Tiene pinta de ser de las que ya se pone contenta con media cerveza. Antonio continúa entonando con convencimiento extremo, que puto talento.

La cámara vuelve al público y un gordo de gafas charla animadamente con dos señoritas (1:04), intuimos que ellas no pagaron la copa que tienen en la mesa, intuimos que quizá nunca hayan pagado una sola copa, intuimos que son más putas que las gallinas, y eso en un solo fotograma. Por cierto, sobre lo que beben tengo dudas, estoy entre Tang y pis de mono.

Todo parece ir de puta madre hasta que sin venir a cuento, el hijo de Cocodrilo Dundee coge a una chica y le pone en el cuello una navaja de Albacete. Banderas se percata, da un brinco hacia la barra (1:28), y sin dejar de tocar hace un gesto moviendo únicamente la cabeza para pedir el refuerzo del yonki y de Rocco. Avanza por la barra agachándose con estilo para evitar la bola de Cristal, se enfurece, pone morritos y aprovecha un despiste del cowboy de medianoche low cost para darle un ostión épico en forma de revés de guitarra (1:43). El malo escupe sangre, y la gente comienza a aplaudir entregada. El mundo está de nuevo a salvo.

Banderas hace el camino de vuelta por la barra y regresa al escenario con sus compañeros, que ya están en modo Peret. La gente está mucho más animada. Banderas se viene aún más arriba “También el tequila blanco con su sal le da sabor…” en versión desgarrada (2:03). El gordo putero levanta la mano entregado mientras fuma un ducados. Una joven sonríe estupidamente en plan “que mono”. Guitarreo final apoteósico, Banderas suelta un Irrintzi… y de pronto… cuando esperaban lo ovación de su vida. Nadie aplaude…

Y es que así es la vida… En muchos casos, no está hecha la miel para la boca del asno.

Drew Struzan, el hombre detrás del póster

por Raquel Ortega-Martínez

Es posible que el nombre de Drew Struzan no te diga nada, pero si has sido un ‘niño de los 80’ probablemente hayas tenido alguna ilustración suya colgada en tu cuarto. A pesar de que incluso ha puesto sus pinceles al servicio de Santiago Segura en ‘Torrente 3: El Protector’, Struzan es conocido mundialmente por crear los carteles de innumerables películas míticas en los años 70, 80 y principios de los 90.

‘E.T’, ‘Blade Runner’, ‘Acorralado’, ‘Los Goonies’, ‘Hook’, ‘Lady Halcón’, ‘El nombre de la rosa’, ‘Rex, un dinosaurio en Nueva York’, ‘El príncipe de Zamunda’, así como las sagas de ‘Star Wars’, Harry Potter, Indiana Jones, ‘Regreso al futuro’, ‘Loca Academia de Policía’ o el ratoncito Fievel… Estos títulos y muchos otros más tienen la suerte de haber contado con las ilustraciones de Struzan en sus pósters. La peculiaridad de Struzan es que siempre realiza sus trabajos con aerógrafo, lo que permite que sus ilustraciones tengan un toque muy característico.

Tras graduarse con notas altísimas en el Art Center College of Design de Pasadena, Struzan (Oregon, 1947) inició su carrera realizando ilustraciones para las portadas de álbumes de artistas tan importantes en el mundo de la música como los Beach Boys, los Bee Gees, Roy Orbison, Black Sabbath, Earth o Wind and Fire. Su portada para el álbum ‘Welcome to my nightmare’, de Alice Cooper fue votada unas de las 100 mejores de la historia por la revista ‘Rolling Stone’.

A principios de los años 70 Struzan creó su propia compañía, Pencil Pushers, y entró en contacto con el mundo del cine realizando los carteles de películas de serie B como ‘El imperio de las hormigas’ y ‘El alimento de los dioses’. En 1977 un amigo le pidió ayuda para realizar el póster de una película de ciencia-ficción que estaba a punto de estrenarse, ‘La Guerra de las Galaxias’. Comenzaría así una más que fructífera relación con LucasFilm, ya que durante décadas Struzan ha sido el responsable de ilustrar todo lo relacionado con ‘Star Wars’, desde merchandising de todo tipo hasta atracciones relacionadas con la franquicia. Struzan se convirtió en uno de los ilustradores más reclamados por el mundo del cine, y a principios de los 80 ya producía una media de 10 carteles de películas al año.

Con la irrupción de las nuevas tecnologías en el mundo de la ilustración, su trabajo se vio resentido y decidió explorar otros mercados en el mundo de los videojuegos y los cómics, la publicidad o la producción de ediciones limitadas de sus ilustraciones. Struzan incluso llegó a dibujar un sello conmemorativo de John Wayne para el Servicio Postal  de Estados Unidos.

A pesar de que Struzan se retiró de manera oficial tras el extenso proceso de ilustración de la campaña de promoción mundial de ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’, su aportación al mundo del cine es cuantiosa y su legado ha inspirado a miles de ilustradores que han venido detrás. Pero especialmente nos ha hecho vibrar y soñar a miles de cinéfilos en todo el mundo.

A finales de este año se estrenará ‘Drew: the mand behind the poster’, un documental que homenajea al artista haciendo un recorrido por su vida y su trabajo de la mano de personalidades tan importantes del mundo del cine y la música como Steven Spielberg, George Lucas, Frank Darabont, Harrison Ford, Michael J. Fox, Steve Guttemberg, Guillermo del Toro o Alice Cooper.