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Un Halloween para cinéfilos: Sangre, suspense… y cine

POR RAQUEL ORTEGA-MARTINEZ

Se acerca ya el 31 de octubre y Halloween está a la vuelta de la esquina. Si entre tus planes este año no está disfrazarte de algo sangriento, mutilado, terrorífico o perturbador, quizá es que seas de los que prefieren pasar esa noche viendo películas de terror.
Si bien la cartelera estadounidense viene cargada de propuestas para todos los gustos (‘Annabelle’ o ‘Drácula, la leyenda jamás contada’, por ejemplo), curiosamente este año la española cuenta únicamente con una propuesta de terror para disfrutar en las salas con motivo de la Halloween, y se trata de producto nacional. ‘[•REC] 4: Apocalipsis’ se estrena el mismo día 31 para contarnos qué ha sido de la sufridísima Ángela Vidal. Las carreras, la sangre y los sobresaltos están garantizados. Pero si eres carne de videoclub y lo tuyo es organizar una maratón especial Halloween en casa, aquí tienes algunas propuestas, dependiendo de cuál sea tu situación o de lo que prefieras ver.
SI TIENES NIÑOS…

El retorno de las brujas (1993)

Quizá una de las mejores películas de Halloween para niños con todos los elementos más clásicos y hollywoodienses: brujas, gatos negros, zombies, hechizos, calabazas y el típico ‘truco o trato’. Bette Midler, Sarah Jessica Parker y Kathy Najimy interpretando a unas brujas malísimas pero divertidísimas que además cantan I put a spell on you como nadie.

Gremlins (1984)

Realmente ésta debería estar también en la lista de mejores películas navideñas, pero desde luego es una gran opción para una noche de Halloween con los más pequeños de la casa. Su sentido del humor negro marcó a toda una generación, que además se enamoró de una jovencísima Phoebe Cates por el camino.Ç

SI ESTÁS EN LA EDAD DEL PAVO…

Scream (1996)

Adolescentes y sangre siempre ha sido una buena mezcla, y ‘Scream’ fue sin duda la causante de la fiebre por el cine de pseudo-terror adolescente que surgiría a partir de su estreno. Si bien sus secuelas fueron más bien flojas (la tercera es verdaderamente lamentable), Scream 4 logró, de manera sorprendente, recuperar el pulso del primer título de la saga.

Carrie (1976)

Una adolescente torturada por sus compañeros de clase que decide vengarse de ellos cuando le gastan una broma al elegirla reina del baile de fin de curso. La telekinesis de Carrie la convirtió en un clásico con muy mala leche. En 2013 se estrenó un remake con Chloë Grace Moretz y Julianne Moore como protagonistas que desafortunadamente pasó sin pena ni gloria.

SI BUSCAS ALGO CON SENTIDO DEL HUMOR (O CON ZOMBIS)…

Zombies party (2004)

Si tienes en una película a Simon Pegg y a Nick Frost sabes de antemano que el resultado va a ser gamberro y divertido, en este caso con una genial vuelta de tuerca al apocalipsis zombi. ¿Lo mejor de la película? Elegir con qué discos de vinilo se puede matar a un zombi y con cuáles no.

Bienvenidos a Zombieland (2009)

Surrealista y divertida. Terrorífica más bien poco, pero realmente es lo de menos. Con un Woody Harrelson inspirado en busca del último Twinkie sobre la faz de la tierra, una Emma Stone que enamoró a hombres y mujeres por igual y un Jesse Eisenberg adorable en su ineptitud total ante todo. Sin olvidarnos del cameo sorpresa, claro…

Si BUSCAS ALGO DIFERENTE…

El proyecto de la bruja de Blair (1999)

Falso documental que nos asustó y mareó a partes iguales. Todo un fenómeno cuando se estrenó porque nunca antes se había visto algo así en los cines: una película que sin mostrar nada te aterrorizaba hasta la médula. Nos hizo dudar a muchos de si la historia era cierta o sólo una campaña de marketing muy bien montada…

The Rocky Horror Picture Show (1975)

Mezclar en una coctelera A Wong Foo, ¡gracias por todo! Julie Newmar (1995), los musicales, Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994), Transilvania y la cultura underground de los 70. El resultado es una película divertida y alocada con un Tim Curry como nunca se le ha vuelto a ver.

SI BUSCAS CIENCIA FICCIÓN…

Alien, el octavo pasajero (1979)

“En el espacio nadie puede oír tus gritos”. Simplemente el tagline de la película ya pone los pelos de punta. Terror, suspense y una sensación de claustrofobia constante es lo que nos ofrece una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia, la que rompió moldes y se atrevió a hacer lo que nadie había hecho antes.

La mosca (1986)

A pesar de ser un remake de una película de 1958, Cronenberg es capaz de hacer la historia suya y llevar a la pantalla el horror de una manera inimaginable, con una ambientación y un maquillaje que parecen sacados de una mente enferma. Esta película es eso y más, pero sobre todo es una historia del amor y de la naturaleza del ser humano.

SI BUSCAS UN CLÁSICO…

Psicosis (1960)

Una banda sonora que nos anticipa en cada escena lo que estamos a punto de ver, un guión brillante, unos protagonistas en la cumbre de su carrera y una escena final sublime. No hace falta más para animarse a ver esta película. El año pasado pudimos ver cómo fue para Hitchcock rodar la mejor película de terror de la historia.

El resplandor (1980)

Polémicas sobre el doblaje al español aparte y dirigida de manera magistral por el siempre sorprendente Kubrick, se ha convertido en uno de los clásicos del cine de terror. Los interminables pasillos, el ascensor lleno de sangre, las gemelas o el terrorífico descenso hacia la locura de Jack ya son parte de la cultura popular.

Si BUSCAS ALGO PARANORMAL

El exorcista (1973)

Una película que se adelantó a su tiempo de muchas maneras y que décadas después sigue poniendo los pelos de punta a todo aquel que la ve por primera vez. Una banda sonora icónica y unas interpretaciones que rayan la perfección. Imposible ver una foto de Linda Blair y que no te dé mal rollo.

La semilla del diablo (1968)

Terror psicológico al máximo nivel. Cierto es que hay elementos sobrenaturales, pero el verdadero horror de la película es que Rosemary es el centro en el que convergen el egoísmo y el egocencentrismo de un marido ambicioso y de una comunidad que vecinos que nadie querría para sí, la del tristemente famoso edificio Dakota en Nueva York.

RAQUEL ORTEGA MARTINEZ

En twitter @Horamoira

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Fuego en el cuerpo… y en el cine

`por Raquel Ortega-Martínez

El cine nos ha regalado momentos de pasión incontestable, ya sea de manera más tenue y romántica (como en ‘De aquí a la eternidad’) o de un modo más ardiente e impetuoso (como en ‘Una historia de violencia’). Mentiríamos si dijéramos que no nos gusta ver esos momentos de tensión sexual más o menos resuelta en los que sus protagonistas consiguen hacer que la pasión traspase la pantalla y llegue hasta el espectador. Pero, en ocasiones, ni siquiera hace faltar alardear de coreografiadísimas escenas de sexo o incluso de un simple desnudo; una sola mirada puede bastar para desatar el más profundo de los deseos.

Como la sutileza también tiene su encanto, aquí os dejamos nuestras seis escenas preferidas de erotismo, lujuria y sensualidad… sin sexo.

La gata sobre el tejado de zinc (Richard Brooks, 1958)

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La escena final de ‘La gata sobre el tejado de zinc’ es de una sensualidad insoportable. Probablemente porque Paul Newman y Elizabeth Taylor jamás han estado tan arrebatadoramente atractivos en pantalla, o porque durante todo el metraje la tensión sexual entre ellos ha ido escalando hasta alcanzar unos niveles insostenibles. La pobre Taylor hace lo imposible por intentar seducir a su alcohólico y resentido marido, pero él siempre la rechaza.

Por eso, cuando Brick le dice a Maggie que cierre la puerta con llave, ella no puede ni respirar. El significado detrás de esa mirada azul y pícara de Newman y de su forma de lanzar la almohada de vuelta a la cama es lo que nos deja sin respiración a los demás.

 

Fuego en el cuerpo (Lawrence Kasdan, 1981)

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Fuego en el cuerpo fue una de esas películas que, cuando era pequeña, veía a cachos escondida en el pasillo sin que mis padres se enterasen. La película en sí exuda sexualidad por todos los poros, con una Kathleen Turner tan sensual y perversa en su debut cinematográfico que nos sube las pulsaciones cada vez que aparece en pantalla. En mitad de esa maratón de sexo sudoroso y apasionado que es la película aparecen un par de escenas que, sin necesidad de recurrir a nada explícito, hacen subir la temperatura de la habitación unos 50 grados (¿os acordáis de cuando William Hurt rompe una puerta de cristal para poder correr a besar apasionadamente a Kathleen Turner?).

Mi preferida, sin duda, es aquella en la que los amantes están metidos en la bañera después de un encuentro sexual especialmente intenso y la Turner pide a Hurt que eche más hielo en la bañera. “Me quemo por dentro”, le dice. Y nosotros también, Kathleen…

Risky Business (Paul Brickman, 1983)

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Lo cierto es que no podemos culpar a Tom Cruise del desenfreno al que se entrega en esta mítica película. La adolescencia es una época hormonal muy complicada, y si encima se cruza en tu camino una explosiva Rebecca De Mornay, empezar bailando en gayumbos en el salón de tu casa y acabar con el Porsche de tu padre sumergido en un lago es prácticamente una consecuencia inevitable.

La película está plagada de escenas tórridas entre el cándido Cruise y la sexual De Mornay, pero si hay una que nos ponga a mil, más por el previo y por las miraditas que por lo que va a pasar después, es la del viajecito nocturno en metro. Nunca hubiéramos imaginado que combinar una canción de Phil Collins con un trayecto en metro a ninguna parte podía resultar tan, tan, tan sugerente.

 

Shame (Steve McQueen, 2011)

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Que Michael Fassbender era un actor con un poderoso magnetismo sexual lo teníamos bastante claro, pero entonces llegaron Steven McQueen y ‘Shame’ para demostrarnos hasta qué punto nos habíamos quedado cortos en nuestras suposiciones. Si bien la película nos deja un poso muy amargo después de verla (no por nada está incluida en el listado de ‘El cine como patada en los cojones’), también es cierto que la escena de apertura es de una carga erótica innegable, superando con creces a la gran mayoría del material pornográfico y las relaciones sexuales fugaces al que el protagonista es adicto.

Lo que comienza como un inocente flirteo mudo en el metro, se acaba convirtiendo, bajo la penetrante y lasciva mirada de Fassbender en un polvo visual de dos minutos. Al principio la chica se presta al juego, pero, llegado a un punto se da cuenta de que Brandon no sólo la está desnudando con la mirada, sino que está ahondando mucho más en lo que haría de tenerla entre sus manos. Asfixiante, sí, pero también muy, muy provocador.

 

In the mood for love’ (Wong Kar Wai, 2000)

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Al margen del eterno debate acerca de si los dos protagonistas llegan realmente a ser infieles a sus ya de por sí adúlteras parejas, lo que sí es cierto es que ambos alcanzan un nivel de intimidad que en ocasiones supera al del sexo. ‘In the mood for love’ es una película acerca de oportunidades perdidas y sentimientos expresados en momentos efímeros, de dos personas solitarias que buscan consuelo basando su relación en un sentimiento platónico que anteponen al dolor de saberse traicionados.

Es por todo ello que la concepción habitual que podríamos tener del sexo expande sus fronteras al hablar de la relación entre los personajes de Tony Leung y Maggie Cheung. No se trata tanto de la posible relación sexual en sí, sino de la constante tensión romántica y del deseo anhelante de sus protagonistas. En una sociedad represiva y puritana, ellos convierten un acto tan simple como comer juntos en algo tan erótico e íntimo como hacer el amor.

 

Los búfalos de Durham (Ron Shelton, 1988)

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Susan Sarandon se tira la mitad del metraje de ‘Los búfalos de Durham’ aleteando entre Kevin Costner y Tim Robbins, embarcándolos a los dos en un divertido y excitante triángulo amoroso. Con sus tiras y sus aflojas, todo va sobre ruedas hasta que Kevin Costner, en su papel de tío ingenioso, sexy y seguro de sí mismo, decide poner las cartas sobre la mesa en una escena que hizo suspirar muy profundamente a muchas de nosotras.

“Creo en el alma, en la polla, el coño, la parte baja de la espalda de una mujer, las bolas con efecto, las dietas altas en fibra, el buen whisky, que las novelas de Susan Sontag son una basura desmesurada y sobrevalorada. Creo que Lee Harvey Oswald actuó en solitario. Creo que debería haber una enmienda constitucional prohibiendo los campos de hierba artificial. Creo en el bateador suplente, en la pornografía suave, en abrir los regalos el día de Navidad en lugar de en Nochebuena y creo en besos largos, lentos, suaves y húmedos que duran tres días». Amén.

 

Finalistas: Diane Lane recordando entre sonrisas acaloradas su tórrida primera vez con Olivier Martínez en ‘Infiel’ (Adrian Lyne, 2002),  Mark Wahlberg enseñándole a Reesse Witherspoon que una montaña rusa puede ser excitante en un modo que jamás hubiésemos imaginado en ‘Pasión obsesiva’ (James Foley, 1996), Pierce Brosnan y Famke Janssen demostrando que una buena pelea física también puede contar como juego preliminar en ‘Goldeneye’ (Martin Campbell, 1995), Harvey Keitel acariciando el escaso trozo de piel que se vislumbra a través de un agujero en la media de Holly Hunter en ‘El piano’ (Jane Campion, 1993).

Fuera de plano

Por Raquel Ortega-Martínez

¿Qué ocurre entre bambalinas durante el rodaje de una película? ¿Cómo se consigue un determinado efecto ante la cámara? ¿O que un actor refleje una emoción en concreto durante una escena? ¿Qué estrella de Hollywood se quedó a las puertas de interpretar a un personaje que hoy forma parte de la cultura popular? ¿Cómo era la industria del cine en sus primeros años?

Del mundo del cine no sólo nos gustan las buenas historias, por eso hoy os traemos una pequeña recopilación de curiosidades y anécdotas del séptimo arte. Preparad las palomitas y… ¡acción!

  • Los láseres azules que se utilizaron para alumbrar la cámara de huevos de la nave alienígena de ‘Alien’ (1979) pertenecían a The Who, que los estaban probando para uno de sus conciertos en el plató contiguo.

aliens

  • Richard Linklater decidió escribir el guión de ‘Antes del amanecer’ (1995) basándose en una noche que había pasado recorriendo Philadelphia en compañía de una mujer a la que había conocido, Amy. A diferencia de la película, ellos sí mantuvieron el contacto durante un tiempo. Linklater no supo nada de ella durante años, ni siquiera tras el estreno de la película. Algún tiempo después se enteró de que Amy había muerto en un accidente de tráfico unos pocos años después de que se conocieran.
  • Arnold Schwarzenegger decidió aceptar el papel protagonista de ‘Desafío total’ (1990) porque le interesaba la idea de los viajes virtuales. La escena en la que el vendedor lo convence para realizar el viaje que nunca hizo es su preferida de toda la película.
  • Con la llegada del cine sonoro, las estrellas que se había hecho famosas durante la época del cine mudo sentían pánico cada vez que tenían que grabar delante de un micrófono. En una ocasión se declaró fuego en los estudios de la Paramount, y la actriz Clara Bow huyó gritando “¡Por Cristo, espero que sea en el departamento de sonido!”.
  • Durante el rodaje de ‘Star Trek’ (2009), J.J. Abrams estaba decidido a que el saludo vulcaniano saliese a la perfección en pantalla, por lo que acabó pegándole los dedos con pegamento a Zachary Quinto.
  • Después de rodar ‘Sonrisas y lágrimas’ (1965) junto a Julie Andrews, Christopher Plummer dijo que trabajar con la actriz era “como ser golpeado en la cabeza con una carta de amor”.
  • Steven Spielberg decidió rodar la mayor parte de ‘E.T., el extraterrestre’ (1982) teniendo en cuenta la altura visual media de un niño para que así el espectador pudiese conectar mejor con Elliot y E.T.
  • La idea original de James Cameron en ‘Terminator’ (1984) era que el personaje de Sarah Connor tuviese una vieja herida en la pierna de cuando practicaba patinaje artístico que había sido curada con dos pasadores quirúrjicos, y que el Terminator hubiese cortado las piernas de las dos primeras Sarah Connors en busca de la marca identificativa.
  • Durante el rodaje de ‘Evita’ (1996), Madonna lució 85 conjuntos, 139 sombreros, 45 pares de zapatos, 56 pares de pendientes y 42 peinados distintos.
  • Katharine Hepburn ansiaba conseguir el papel de Escarlata O’Hara en ‘Lo que el viento se llevó’ (1939), pero el productor David O. Selznick la rechazó diciéndole: “Sinceramente, no me imagino a Clark Gable persiguiéndote durante diez años”.

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  • La película satánica ‘Incubus’ (1965), de Leslie Stevens, tiene el honor de ser la única de la historia del cine rodada en esperanto.
  • Durante una proyección de ‘Robocop’ (1987) en Sacramento, California, el sospechoso de un robo decidió esconderse en la sala de cine para huir de la policía. Se quedó tan absorto con la película en pantalla que no se dio cuenta de que se estaba evacuando a todo el mundo de la sala poco a poco. Cuando las luces se encendieron, el sorprendido ladrón fue detenido.

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  • Cuando Kim Novak le preguntó a Alfred Hitchock sobre su motivación en una escena concreta durante el rodaje de ‘Vértigo’ (1958), el director le contestó: “No ahondemos demasiado profundamente en estos asuntos, Kim. Es sólo una película”. En otra ocasión, la actriz preguntó al legendario director cuál era su mejor perfil, a lo que Hitchcock respondió: “¡Querida, estás sentada sobre él!”.
  • El maniquí del cuerpo de Sean Bean que se ve al final de ‘El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo’ (2001) era tan convincente que un miembro del equipo técnico le preguntó a algunos de los actores mientras tomaba nota del almuerzo si su compañero iba a querer algo de comer.
  • Durante el rodaje de la escena de la hoguera en ‘Cuenta conmigo’ (1986) en la que Chris se derrumba emocionalmente, Rob Reiner estaba seguro de que River Phoenix podía hacerlo mejor. Así que le pidió que pensase en algún momento de su vida en el que un adulto en el que confiaba le hubiese defraudado profundamente y que utilizase esos sentimientos en la escena. Phoenix se entregó tanto en la siguiente toma, que es la que aparece en el corte final de la película, que tuvo que ser consolado después por el director.
  • Balaban & Katz fue una de las primeras empresas en enriquecerse con la proyección de películas allá por 1917. Idearon también un curioso servicio de guardería durante las proyecciones por el cual los bebés se quedaban en la calle con sus carritos numerados aparcados en la acera. Si alguno de los pequeños lloraba demasiado, la dirección proyectaba una diapositiva en pantalla: “Madre número 47, su bebé está llorando”.
  • Durante la preproducción de ‘Showgirls’ (1995), los productores querían a Madonna en el papel de Cristal Conners y a Drew Barrymore en el de Nomi Malone.
  • Hedy Lamarr se divorció de John Loder porque se durmió durante la proyección de una película suya. “Esto no estaba en los votos matrimoniales”, se quejó el actor a su relaciones públicas.
  • Ryan Gosling se hizo con el papel protagonista de ‘El diario de Noah’ (2004) porque su director, Nick Cassavetes, no quería a “un actor guapo”.
  • Después del estreno de ‘Top Gun’ (1986) la tasa de reclutamiento en la Marina estadounidense creció un 500%.
  • Charlton Heston consiguió su paper del Moisés en ‘Los diez mandamientos’ (1956) gracias a que se había roto la nariz cuando era estudiante. En su exhaustiva investigación previa al rodaje, Cecil B. DeMille descubrió que la estatua de Moisés hecha por Miguel Ángel tenía la nariz rota exactamente en el mismo sitio que Heston.
  • Ridley Scott había vetado la idea de que Louise besase a Thelma al final de la película ‘Thelma & Louise’ (1991), pero Susan Sarandon decidió hacerlo de todas formas sin decirle nada al director. Como era la última toma del último día de rodaje, Scott se vio obligado a incluir el beso en el metraje.
  • En una ocasión Billy Wilder dijo de Audrey Hepburn: “Esta chica acabará consiguiendo que los pechos se pasen de moda”.
  • Antes de comenzar el rodaje de ‘Réquiem por un sueño’ (2000), el director Darren Aronofsky les pidió a Jared Leto y Marlon Wayans que evitaran el sexo y el azúcar durante un periodo de 30 días para así poder comprender mejor el ansia abrumadora de sus personajes.
  • Luchino Visconti tenía fama de ser perfeccionista hasta la exasperación. Durante el rodaje de ‘El gatopardo’ (1963) en un pueblo siciliano, el director se negó a rodar una escena al ver que algunas de las casas tenían antenas de televisión. A pesar de que podía haber filmado sin que se viesen, ordenó a su director artístico que las quitasen todas: “Cuando no estén, filmaremos. Hasta entonces, me encontrará en mi hotel”.
  • Puesto que la película ‘Halloween’ (1978) no fue rodada en orden cronológico, John Carpenter creó un ‘medidor del miedo’ para que Jamie Lee Curtis pudiese saber qué nivel de terror debía mostrar en cada escena.
  • La escena de la crucifixión en ‘Barrabás’ (1962) tiene una iluminación tan especial porque fue rodada al aire libre durante un eclipse solar total.
  • Antes del estreno americano de ‘Trainspotting’ (1996) los primeros 20 minutos de la película tuvieron que volver a ser doblados para conseguir que el cerrado acento escocés de los personajes fuera más inteligible.
  • Kirk Douglas supo desde el principio que lo iba a tener muy difícil si quería triunfar en Hollywood con su nombre original: Issur Danielovitch. Así que decidió cambiárselo por el de Izzy Demsky.
  • David Lynch quería a Molly Ringwald como protagonista de ‘Terciopelo azul’ (1986), pero la madre de la actriz se sintió tan asqueada al leer el guión, que ni siquiera permitió que las páginas llegasen a manos de Ringwald. El papel fue a parar a Laura Dern, que anteriormente había asistido al cásting para interpretar a Claire en ‘El club de los cinco’ (1985), personaje que lanzó a la fama a Molly Ringwald.
  • Al ver fragmentos de ‘El forajido’ (1943) durante el rodaje de la película, el productor de la cinta, Howard Hughes, se quejó de que no se estaban aprovechando suficientemente en escena los pechos de la protagonista, Jane Russell, así que decidió diseñar personalmente el primer sujetador de copa de la historia.
  • Durante el rodaje en Londres de ‘El príncipe y la corista’ (1957), Marilyn Monroe estuvo acompañada en todo momento de su instructora personal del Método en el Actor’s Studio, Paula Strasberg. Antes de una gran escena, un técnico de sonido pudo oír a la tutora susurrando frases a la actriz para que se relajase: “Piensa en cosas reconfortantes. Piensa en la Coca Cola y en Frank Sinatra”.
  • Christian Bale basó en Tom Cruise algunos de los elementos de su interpretación de Patrick Bateman en ‘American psycho’ (2000), ya que le fascinaba la intensa amabilidad del actor en contraste con la profunda frialdad de sus ojos.
  • Después de que Clark Gable se quitase la camisa en una escena de ‘Sucedió una noche’ (1934), la venta de camisetas en Estados Unidos bajó un 75%.
  • Entre 1995 y 2002 Pierce Brosnan tuvo prohibido por contrato aparecer en esmóquin en cualquier otra película en la que no interpretase a James Bond.
  • La espectacular canasta de Sigourney Weaver en ‘Alien: Resurrección’ (1997) no fue trucada de ningún modo; la actriz realmente lanzó la pelota de espaldas colándola en el aro limpiamente.
  • Durante el rodaje de ‘Con faldas y a lo loco’ (1959), Tony Curtis no era capaz de mantener la voz aguda que requería el personaje de Josephine, por lo que todas sus líneas como mujer tuvieron que ser dobladas por otro actor.
  • Steven Spielberg se negó a recibir un salario por el rodaje de ‘La lista de Schindler’ (1993), ya que consideró que sería un dinero manchado de sangre. Asimismo, cuando Spielberg finalizó sus estudios universitarios en 2002 tras un hiato de 33 años, entregó dicha película como proyecto de fin de carrera.
  • Hasta 2010 el beso que ostentaba el récord del más largo en la historia del cine era el que se dieron Regis Toomey y Jane Wyman en ‘You’re in the Army now’ (1941), que duró tres minutos y cinco segundos. El estreno de la película ‘Elena Undone’ (2010) subió el listón hasta los tres minutos y 24 segundos.
  • ‘Clerks’ (1994) está basado libremente en ‘La Divina Comedia’, de ahí que el protagonista se llame Dante y que haya nueve segmentos diferenciados en la narración, que se corresponden a los nueve anillos del infierno descritos por Dante Alighieri.
  • El baile de Buffalo Bill no estaba incluido en el primer borrador de ‘El silencio de los corderos’ (1991), a pesar de que sí aparece en la novela. Finalmente se decidió añadirlo al metraje ante la insistencia de Ted Levien, quien pensó que la escena era fundamental para definir el carácter del personaje.
  • Fidel Castro apareció como extra junto a Esther Williams en ‘Escuela de sirenas’ (1944).
  • En ‘American Beauty’ (1999), Kevin Spacey decidió por su cuenta lanzar el plato de espárragos contra la pared durante la escena de la cena, y no al suelo, como estaba previsto. Las reacciones de Annette Bening y Thora Birch son totalmente reales.
  • Casi 300.000 extras participaron en la escena del funeral de ‘Gandhi’ (1982), todo un récord en la historia del cine.
  • El término ‘paparazzi’ se acuñó gracias a ‘La dolce vita’ (1960): Paparazzo era el nombre del fotógrafo que perseguía a las celebridades en la película.
  • Para grabar el sonido de la ovación al personaje protagonista en ‘Espartaco’ (1960), Stanley Kubrik hizo que grabaran un partido de fútbol americano de los Spartans, pertenecientes a la universidad estatal de Michigan, en el Spartan Stadium.
  • El rodaje de ‘In the mood for love’ (2000) se alargó durante 15 meses; a una semana de su estreno en el festival de Cannes Wong Kar Wai todavía estaba rodando la escena final y editando la película al completo.
  • Nicolas Cage fue la primera opción de Universal Pictures para interpretar a John Bender en ‘El club de los cinco’, pero los productores no tenían suficiente presupuesto para pagar su salario. El papel fue a parar entonces a John Cusack, que fue remplazado por Judd Nelson unas semanas antes de comenzar la producción. John Hughes casi despidió a Nelson a mitad del rodaje por la actitud negativa del actor hacia Molly Ringwald. Fue Paul Gleason quien convenció al director de que Nelson era un gran actor y simplemente estaba tratando de mantenerse dentro del personaje en todo momento.
  • Durante el rodaje de ‘Mi dulce geisha’ (1962) el maquillador Shu Uemura utilizó gelatina anticonceptiva para rediseñar las mejillas de Shirley MacLaine y conseguir que así parecise más japonesa.

Delitos y faltas del 2013

Por Raquel Ortega Martínez

Sí, ya sé que llego un poco tarde a esto de las listas recopilatorias del año que acaba, pero confío en que sabréis perdonarlo. El caso es que cuando me puse a hacer un listado de lo mejor que había visto en 2013 me di cuenta de que, por mi parte, éste había sido un año de malas elecciones cinematográficas, y de que las películas malas superaban en número a las buenas. Y es que comenzar el año con la nefasta La jungla: Un buen día para morir no presagiaba nada bueno.

Así que éste es mi particular listado de horrores del celuloide en el 2013. Algunos diréis “Oh, ¿cómo ha podido parecerle mala esta película, si a mí me pareció excelente/hay otras mucho peores?”. Sí, vale, puede ser. Pero como esto del cine es algo muy, pero que muy, subjetivo, os invito a compartir conmigo aquellas películas que no os dijeron ni fu ni fa en 2013.

          ‘El llanero solitario’ (Gore Verbinski)

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¿Os acordáis de cuando Johnny Depp era buen actor? Sí, yo tampoco, la verdad, ha pasado mucho tiempo desde entonces. Personalmente, el trío Depp-Verbinski-Bruckheimer me empieza a resultar ya un poco cansino con esto de querer explotar a toda costa la vis cómica/aventurera de nuestro querido Johnny. Dadle otros papeles, por dios, que el chico sabe hacer más cosas.

Su personaje de Tonto (Toro en la versión española) es una repetición de Jack Sparrow, aunque quizás algo más hierático y con menos pluma. Además, han metido por en medio a Armie Hammer, el intérprete de los fornidos y apolíneos hermanos Winklevoss en ‘La red social’. Y el muchacho lo intenta, de verdad que sí, pero es que el pobre es muy soso. Guapísimo, sí, pero sin chispa.

No negaré que El llanero solitario es una película entretenida para un día de lluvia (que lo es), pero sinceramente no creo que pueda gustar realmente a nadie mayor de 10 años.

          ‘El hombre de acero’ (Zack Snyder)

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Generalmente cuando estoy escribiendo artículos sobre el mundo del cine suelo echarle un vistazo a la IMDb para comprobar algunos datos, y de repente veo que una película como El hombre de acero tiene un pedazo de 7’4 de puntuación. Y pienso, “¿Estarían borrachos los que votaron? A lo mejor esa hubiese sido la clave para disfrutar la peli, haberme tomado unas alegres copichuelas antes”.

Partamos del punto de que si tus padres son Russell Crowe y Kevin Costner, tu madre es Diane Lane, Amy Adams está enamorada de ti, Michael Shannon quiere matarte, tienes un cuerpazo espectacular y te llamas Clark Kent pocas cosas se pueden torcer para que la peli sea mala. Pues no. No me explico en qué andarían pensado Zack Snyder y Christopher Nolan para hacer algo que más que una peli parece un videojuego malo.

Que sí, Hollywood, que los efectos especiales molan mucho y quedan muy resultones en una pantalla de cine grande, pero un poco de coherencia en los guiones y chicha en la historia tampoco estaría de más.

          ‘The Bling Ring’ (Sofia Coppola)

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No sé muy bien por dónde empezar con este despropósito. Sofia, Sofia, Sofia. ¿Qué fue lo que te hizo pensar que esta chorrada de historia iba a ser una buena peli? Un telefilme de los de Antena 3 quizás… No importa cuánto digáis que se trata un reflejo de la sociedad actual en la que los adolescentes están obsesionados con los famosos y persiguen la fama a toda costa. La película sigue siendo un coñazo.

Lo peor de todo es que la película estira innecesariamente una historia que ya contó de manera mucho más interesante para Vanity Fair la periodista Nancy Jo Sales, y en cuyo artículo se basa este filme. La diferencia es que al menos el texto tenía ritmo, mientras que Sofia Coppola se ha limitado a rodar una sucesión sin fin de fiestas plagadas de alcohol y drogas de diseño, robos más o menos torpes aunque exitosos y niñas pijas probándose ropa cara.

Creo que lo único que se salva de la peli es Emma Watson en su papel de niña pija y detestable a la que sientes ganas de abofetear durante los escasos 90 minutos de metraje.

          ‘Juega hasta el fin’ (Evan Goldberg y Seth Rogen)

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Hace poco hablando con un amigo de esta peli me decía que era una buena película para un día de resaca. No, amigos, una buena peli de resaca es Van Damme’s Inferno. Juerga hasta el fin es una peli de coleguitas que no tiene el más mínimo interés a no ser que seas fan de la tropa Franco-Rogen-Hill-Baruchel-MacBride-Robinson. Que sí, que Supersalidos y Superfumados* estuvieron genial, pero no hace falta repetir el patrón de comedia gamberra hasta la extenuación

Llamadme aburrida, pero es que la mitad de los chistes me parecían flojos. La única gracia de la película es preguntarte si los actores protagonistas serán así en la vida real. Y casi tampoco. Sólo disfruté enormemente dos cosas: la impresionante bofetada de Rihanna a Michael Cera y los minutos musicales del final (no entraré en más detalles para evitar colaros spoilers, pero son espectaculares).

*En serio, ¿quién traduce los títulos de las películas al castellano? ¿De verdad no hay nadie que tenga algo más de imaginación? ¿Es un trabajo de verdad? ¿Hay algún sitio al que enviar un CV? Algún día profundizaremos más en el tema de las traducciones lamentables.

          ‘Solo Dios perdona’ (Nicolas Winding Refn)

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Cosas buenas de la peli: No hay nada más sexy que Ryan Gosling desabotonándose los puños de una camisa y Kristin Scott Thomas puede ser la mejor zorra malvada del puñetero si lo propone. Cosas malas de la peli: todo lo demás. Pretenciosa y aburrida es decir poco. Os podría describir Only God Forgives en cuatro palabras: visualmente preciosa, argumentalmente soporífera.

Para empezar, Winding Refn nos engañó con Drive, porque pensamos que era un director bueno estética y cinematográficamente, pero no. Después de ver esta peli sólo me parece un señor algo perturbado con una gran capacidad para conseguir que tuerzas el morro por lo jodidamente rara que es la escena que estás viendo mientras que al mismo tiempo piensas “Oh, los colores de la imagen y el encuadre de la cámara son maravillosos”. Que tiene su mérito, no digo yo que no, pero es que hay cosas en esta peli que tela marinera, amigos míos.

Y luego resulta que el gancho de la película, que, no dejemos lugar a engaño, es Ryan Gosling, apenas habla en la peli. Es más, tiene que pasar más de media hora de película para que abra la boca por primera vez. Que sí, que con que esté ahí estando buenorro nos vale, pero yo que sé, tampoco habría mucha diferencia si hubiesen puesto una estatua de cera. Supongo que ver cine modernuqui implica tener mucha paciencia

Afortunadamente, el 2013 no sólo ha traído películas malas a mí vida, sino que también me deparaba algunas otras de las que a priori no esperaba absolutamente nada, pero que me sorprendieron muy gratamente.

          ‘Dolor y dinero’ (Michael Bay)

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De entrada diré que Michael Bay y yo congeniamos mucho. Él se cree un dios del cine de acción bajado a la Tierra y yo creo que es un capullo engreído. Dicho esto, tengo que quitarme el sombrero ante Dolor y dinero, porque consiguió que durante toda una semana fuera gritándoles a mis compañeros de trabajo aquello de ‘I believe in fitness’ a la primera de cambio.

Dolor y dinero es un videoclip hiperhormonado en el que tres descerebrados tratan de hacerse millonarios por la vía del robo, la estafa y la suplantación de identidad. Y también es la mejor película de Michael Bay hasta la fecha. Probablemente debería decir la única, pero La Roca y Armaggedon tienen un huequecito en mi corazón de fan de las pelis de acción.

Pero lo mejor de Dolor y dinero son los protagonistas. Si Mark Wahlberg parece volver a sus tiempos de Marky Mark en una de las mejores interpretaciones que le he visto nunca, la de Dwayne ‘The Rock’ Johnson es simplemente magistral.

          ‘El último desafío’ (Kim Jee-Woon)

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Tras un periodo en el que se dedicó a hacer sus pinitos políticos, Schwarzenegger por fin ha vuelto. ¡Y de qué manera, señores!, con una película que todavía se acuerda de lo que era el buen cine de acción de los 80  y los 90 y en la que nuestro querido Arnold hace lo que mejor sabe hacer: dispararle a los malos y soltar frases lapidarias.

El último desafío podría ser una peli de acción sin más, la historia del sheriff de un pueblo pequeño en la frontera de Estados Unidos y México que se pone en plan Gandalf (“¡NO PUEDES PASAAAAAAR!”) para evitar que un narco huido de la justicia atraviese sus calles.

La diferencia es que, en una era plagada de escenas de acción imposibles, demuestra que no hacen falta unos efectos especiales espectaculares para hacer que una peli funcione. Un par de persecuciones y tiroteos bien rodados también pueden hacernos disfrutar como niños.

          ‘Pacific Rim’ (Guillermo del Toro)

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Nunca le agradeceré lo suficiente de Guillermo del Toro que juntase en pantalla grande a dos pedazo de hombres como Idris Elba y Charlie Hunnam. Dicho esto, tengo que reconocer que es una de las películas de las que más recelaba este año. ¿Robots contra monstruos mutantes? Venga, hombre. Y probablemente sea por eso por lo que la disfruté tanto, porque no esperaba absolutamente nada de ella.

Si bien es cierto que en algunos puntos flojea y el final no es todo lo brillante que se esperaría, me hizo reconciliarme con el cine de 3D’s, pantallas verdes y efectos especiales sobrehumanos que tan poco me gusta porque apela a nuestra infancia de series manga y aventuras imposibles.

The end

ultimo cine de yecla

Por Raquel Ortega Martinez

Hace apenas unas semanas cerró definitivamente el cine de mi pueblo, el último superviviente de las cuatro salas de proyección que llegó a tener Yecla (Murcia). El cine PYA (siglas de Parque Yeclano de Atracciones) abrió sus puertas en 1952 de la mano de Pedro Muñoz, y la primera película que proyectó fue Parsifal (1951), protagonizada por el actor uruguayo Gustavo Rojo.

 Tras la jubilación de Pedro, tomó el relevo su hija Loli, que ha sido quien lo ha mantenido a flote en estos difíciles últimos años de vacas flacas en los que muchos yeclanos preferían conducir media hora hasta un centro comercial para ir a un cine más ‘moderno’ con cubos de palomitas y gafas en 3D, y en los que los rumores acerca de su cierre eran constantes.

 Con la desaparición del PYA vuelven a mi memoria las infinitas tardes de domingo pasadas delante de aquella enorme y preciosa pantalla de cine, esperando a que se apagasen las luces y te invadiese ese maravilloso cosquilleo de anticipación al ver aparecer los títulos de crédito de apertura.

ultimo cine de yecla

 La mayor parte de los recuerdos de mi adolescencia pasan por ese cine PYA, situado a apenas tres calles de mi casa, y al que mis amigas y yo íbamos todos los domingos sin perdonar ni uno sólo. Podría decirse que era más un ritual que un hobbie. No importaba qué película estuviese en cartelera, de hecho casi nunca la consultábamos, simplemente íbamos, siempre a la sesión de las siete y media excepto cuando había programa doble.

 Era un cine de pueblo, sí, con sus butacas viejas y hechas polvo y sus películas de estreno en 35mm que llegaban la mayoría de las veces con un par de semanas (y a veces hasta de meses) de retraso, pero en su maravillosa pantalla parecían reflejarse todos nuestros sueños. Entre sus filas aprendí a amar el cine, a soñar, a vibrar con historias y aventuras que sólo habitaban en el celuloide.

 Uno de los mejores recuerdos que guardo de mi infancia es ir al cine por primera vez. Tenía cinco años y mi madre me había comprado unos fantásticos zapatos rojos con un poquito de tacón, y para estrenarlos me llevó a ver La sirenita a la que entonces era la sesión infantil de los domingos por la mañana. Salí enamorada de aquella sala. El cine en pantalla grande era una cosa maravillosa, casi mágica, y yo quería ser como Ariel y cantar como ella y tener ese pelo rojo tan fabuloso.

 En esas butacas llenas de historia del cine fui a ver El sexto sentido con mi primer novio, vi a mi madre llorar de la risa con Mi gran boda griega, sufrí las colas que daban casi la vuelta a la esquina para comprar una entrada para Titanic, salí con dolor de cuello tras ver Gladiator en segunda fila, aluciné viendo con mi padre Parque Jurásico y Twister, tuve que sacar a mi hermana a la calle porque no dejaba de llorar viendo la versión en carne y hueso de 101 dálmatas y llevé a mi abuela a ver Y tu mamá también, quien, a los cinco minutos de empezar la película y durante una escena de cama especialmente explícita me preguntó: «Raquel, ¿y de qué me habías dicho que iba esta película?».

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 Son sólo unos pocos recuerdos de los muchísimos buenos momentos que he vivido en el PYA, y es precisamente por eso que ahora me da tantísima pena ver que ha cerrado sus puertas después de 61 años de buen cine para convertirse en la ampliación de un supermercado.

 Con motivo de su cierre, el fotógrafo yeclano Juanjo Martínez ha creado una estupenda colección de fotografías titulada ‘The End’ que retratan los entresijos del PYA. No se me ocurre mejor manera de escribir el fin de este pequeño gran cine.

Unas vacaciones de cine

Por Raquel Ortega-Martínez

Con la llegada del calor sofocante del verano, os invitamos a viajar con nosotros a destinos muy cinematográficos de la mano de Liv Tyler, Russell Crowe, Julie Delpy, Colin Farrell o Guy Pearce. ¿Os venís?

Viena – Antes del amanecer (1995)

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Creo sinceramente que es la mejor publicidad que se le pudo hacer al InterRail: viaja en tren por Europa y enamórate apasionadamente en apenas unas horas. Nunca un paseo por Viena fue tan romántico y tan enriquecedor como en compañía de Jesse y Celine. Si queréis seguir los pasos de la pareja por la capital austriaca, aquí podéis encontrar una guía más que detallada.

Brujas – Escondidos en brujas (2008)

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A pesar del odio visceral que el personaje de Colin Farrell siente por «la puta Brujas» («Si yo hubiese crecido en una granja y fuera retrasado, Brujas podría impresionarme. Pero no lo hice, así que no me impresiona»), esta película de gángters malhablados y ajustes de cuentas es una sucesión de rincones encantadores en esta ciudad medieval que parece sacada de un cuento de hadas.

Provenza francesa – Un buen año (2006)

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Ridley Scott nos tiene acostumbrados a alternar una película buena (o al menos decente) con una tirando a normalilla. Un buen año fue un intento bastante fallido de repetir el exitoso tándem Scott-Crowe, pero al menos nos dejó una película que se recrea en la sencillez de la vida en la Provenza, un lugar en el que parece que el vino sabe mejor y las mujeres son más bellas.

Toscana italiana – Belleza robada (1996)

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Belleza robada no sólo contiene una de las escenas eróticas más maravillosas del cine, sino que además es un canto de amor a la belleza y a la libertad de los días de sol y excéntrica compañía de una chica joven en un momento de vulnerabilidad y confusión emocional. Si a todo eso le sumamos los impresionantes paisajes de la Toscana, tenemos una película redonda.

Australia – Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994)

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La opción fácil hubiese sido optar por Australia (2008), que, aunque flojea mucho a nivel argumental, es una epopeya preciosa sobre el paisaje australiano. Aun así, nos quedamos con esta historia del drag-queens y transexuales embarcados en un viaje inolvidable a bordo de Priscilla, un autobús color lavanda. Imperdible ver a Terence Stamp, Hugo Weaving  y Guy Pearce moviendo el culo al ritmo de ABBA.

Baila para mí, nena

Salma Hayek en abierto hasta el amanecer

Por Raquel Ortega-Martínez

¿A quién no le gusta ver un buen striptease en pantalla grande? Y digo uno bueno, porque lo de Natalie Portman, Penélope CruzJessica Alba fueron ñoñerías. Mientras que, generalmente, las escenas que implican música y desnudo masculino en una película por norma general tienden a incluir un cierto regusto humorístico (el efecto ‘Full Monty’, que lo llaman algunos), los stripteases femeninos sí suelen ser puramente sensuales.

Algunos se han quedado en el tintero por recauchutados (Demi Moore en ‘Striptease‘)  o agresivos (Elizabeth Berkley en ‘Showgirls‘) o pasados de vueltas (Jessica Biel en ‘Powder Blue’), pero aquí está la lista de mis preferidos, de los que me hacen replantearte seriamente mi propia sexualidad.

Advertencia: Como YouTube es un poco mojigato, me temo que vais a tener que confirmar vuestra edad para ver la mayoría de los vídeos que vienen a continuación.

Kim Basinger (‘Nueve semanas y media’, 1986)

La voz rota de Joe Cocker, una fusta, unas esposas, un traje de dos piezas y el escultural cuerpo de una Kim Basinger de 33 añitos. Únicamente hacen falta estos tres ingredientes para fabricar uno de los stripteases más famosos de la historia del celuloide. Reconozcámoslo, la película en sí no tenía ni chicha ni limoná, pero al menos convirtió a Kim Basinger y a Mickey Rourke en dos de los mayores iconos sexuales de los80. La Basinger debió de cogerle gustillo a esto de los stripteases, y si no que le pregunten a Dan Aykroyd.

Jamie Lee Curtis (‘Mentiras arriesgadas’, 1994)

Ya sabíamos que Jamie Lee Curtis tenía un cuerpazo espectacular y un sentido del ritmo fantástico, pero en ‘Mentiras arriesgadas’ nos dejó con la boca abierta a todos. Es el mejor (y más inesperado) striptease visto en la gran pantalla. Punto. De cero a cien en algo más de dos minutos. Cabe mencionar que Curtis se empeñó en traerse su propia lencería de casa para rodar esta ya mítica escena. No me extraña que al pobre Arnold se le cayese la grabadora al suelo de la impresión.

Salma Hayek (‘Abierto hasta el amanecer’, 1996)

Oh, Salma. A pesar de que muchos ya habían visto a Salma Hayek corriendo entre explosiones de la mano de Antonio Banderas en ‘Desperado’, fue ‘Abierto hasta el amanecer la película que dio a conocer esta mexicana chaparrudita y exuberante al gran público de Hollywood. Y de qué manera. ¿Recordáis la cara de bobalicón de Quentin Tarantino durante la archifamosa escena de baile con la serpiente? Dudo mucho que estuviese interpretando en ese momento. Qué mujer, por dios.

Rebecca Romijn (‘Femme Fatale’, 2002)

¿Os acordáis de cuando Brian De Palma hacía buen cine? Sí, ha llovido desde entonces… En fin. Lo de Rebecca Romijn (allá por 2002 todavía Stamos) es más bien un calentón, un ‘ven, que te voy a poner a cien y luego te mando pa’ casa’. Pero oye, al margen de que eso sea un putadón para el pobre que lo sufre, la verdad es que la chica sabe lo que se hace en lo que a quitarse la ropa con estilo se refiere.

Vanessa Ferlito (‘Death Proof’, 2007)

No hay grandes escenarios sexualmente atrayentes en este lap dance. Nada de lencería ni ambientes íntimos. Aun así, una Vanessa Ferlito en chanclas y sin enseñar prácticamente nada consigue dejar a Kurt Russell con esa media sonrisa de «Pero qué mal me lo estás haciendo pasar, nena». Eliminado del metraje original de ‘Death Proof’, algo que cabreó mucho a Ferlito, afortunadamente podemos disfrutar de este sensual baile en las ediciones posteriores de la película. Nunca The Coasters resultaron más eróticos.

Rose McGowan (‘Planet Terror’, 2007)

Admitámoslo, es más un baile en barra que un striptease, pero, madre mía, Rose McGowan sabe moverse. Se podría decir que no fue una de las escenas preferidas de McGowan durante el rodaje de la película, ya que sufre de misofobia (miedo a los gérmenes) y obligó al equipo de producción a que esterilizasen la barra antes de rodar este bailecito.

Placeres culpables del cine

palomitas

Por Raquel Ortega-Martínez

Ah, los placeres culpables… Aquello que, de ser confesado en público, supondría sonrisitas de lado y gestos de incredulidad. Sí, todos tenemos uno, aunque pocos nos atrevamos a confesarlo. Y si trasladamos esto de la culpabilidad y los gustos personales y particulares de cada uno al mundo del cine, nos encontramos con todo un catálogo de confesiones veladas y películas malas que nos encanta ver una y otra vez.

 Hoy hablaremos de esas películas que jamás reconoceríamos que nos gustan (“¿Una rubia muy legal? ¿Yo? Anda, por favor, no digas tonterías…”, afirmas entre risas, mientras por dentro sudas la gota gorda por el miedo a que sepan que la guardas en DVD escondida en el armario), pero que, si las pillamos a medio en televisión, no podemos evitar verlas y disfrutar con ellas.

Hoy me pongo mi letra escarlata, una H de ‘hortera’, y reconozco ante todos vosotros que estos son mis placeres culpables cinematográficos. De los otros ya hablaremos otro día si lo consideramos oportuno.

El secreto de mi éxito (Herbert Ross, 1987)

Ya de antemano diré que Michael J. Fox fue siempre uno de mis grandes amores durante la infancia. Si a eso le sumamos una historia ambientada en ese Nueva York de finales de los 80 repleto de yuppies donde todo parecía posible… en fin, que es difícil resistirse a esta película de grandes corporaciones, malentendidos incentuosos y jóvenes profesionales urbanos.

El príncipe de Zamunda (John Landis, 1988)

Oda a esa tierra de las oportunidades que son Estados Unidos y McDonalds. Perdón, McDowell’s. ¿Alguien ha podido olvidar la poderosa actuación de Randy Watson y su banda, Chocolate Sexy? Sin duda una de las mejores películas de Eddie Murphy (¿Superdetective en Hollywood? Por favor,…), acompañado esta vez del gran Arsenio Hall, hoy prácticamente desaparecido de la faz de la Tierra.

Poli de guardería (Ivan Reitman, 1990)

En algún momento de finales de los 80 el Ivan Reitman post Cazafantasmas se plantó ante los jefazos de Universal Pictures y les dijo: “Quiero hacer una peli en la que Arnold Schwarzenegger haga de maestro en una guardería y toque el ukelele”. Y voilà, 20 años después podemos disfrutar de esta estupenda película que ha amenizado millones de tardes en La 1.

El último boy scout (Tony Scott, 1991)

Un policía pasado de vueltas, interpretado por el entonces estrella de acción en ciernes Bruce Willis, y un ex-quarterback al que da vida uno de los hermanos Wayans (¿Damon? ¿Marlon? ¿Shawn? ¿Keenen Ivory?), se alían para investigar un asesinato con conexiones en las altas esferas de la política y el fútbol (americano) profesional. Genial y malhablada y violenta película de acción, infinitamente imitada, pero todavía no superada.

Vuelven los mejores (Sam Weisman, 1994)

¿Cuántas veces oímos eso de «Los patos vuelan juntos» a lo largo de las tres películas de la saga? Era imposible no querer a este grupo de niños perdedores que tenían como entrenador de hockey a un abogado amargado con apellido de ginebra. Las tres son estupendas, pero la segunda, con esos Juegos de la Concordia y ese exacerbado patriotismo americano… Sencillamente fantástica.

Waterworld (Kevin Reynolds, 1995)

‘Waterworld’ es una película tremendamente incomprendida. El punto de partida era bueno, de verdad, lo que pasa es que todos (actores, director,…) se perdieron por el camino. Vale, era un poco una copia de Mad Max pero en agua y con el tío de Bailando con lobos, y tenía agujeros argumentales por todos lados, pero sigue siendo una gran película de acción de domingo por la tarde.

Jóvenes y brujas (Andrew Fleming, 1996)

Confesad, chicas, ¿cuántas de vosotras intentasteis con vuestras amigas eso de “rígida como una tabla, ligera como una pluma”? Fairuza Balk nos metió el miedo en el cuerpo con esta película (luego vino a terminar de arreglarlo con American History X), en la que cuatro adolescentes tonteaban con la magia negra, y donde también salían Robin Tunney, Neve Campbell y hasta Assumpta Serna.

Un pueblo llamado Dante’s Peak (Roger Donaldson, 1997)

No podéis negarle a esta película su enorme carácter didáctico en materia vulcanológica. ¿Acaso alguno de vosotros sabía qué era eso de una nube piroclástica antes de ver a Pierce Brosnan explicándolo? Eso sí, hay que reconocer que Linda Hamilton nos decepcionó un poco con su papel de alcaldesa de pueblo que no sabe para dónde tirar después de verla dando caña en Terminator 2.

George de la jungla (Sam Weisman, 1997)

Soy muy consciente de lo tremendamente absurda y simplona que esta esta película, pero sí, lo confieso, me hace una gracia enorme. Salen Brendan Fraser y Leslie Mann y Thomas Haden Church cuando nadie sabía quiénes eran, y John Cleese le pone la voz a un mono que cocina y hay un elefante que cree que es un perro. No sé qué más queréis para que una película os enganche.

Godzilla (Roland Emmerich, 1998)

Roland Emmerich es el director ‘destroyer’ por excelencia: destruyó Nueva York en Godzilla y El día de mañana (ambas en esta lista), destruyó la Casa Blanca en Independence Day y, como vio que todo esto se le quedaba un poco corto, se cargó el resto del mundo en ‘2012’. Pero, al margen de eso, Godzilla es un peliculón. ¡Si hasta le hacen un test de embarazo al bicho, por el amor de dios!

Tienes un email (Nora Ephron, 1998)

En un principio iba a poner Algo para recordar, pero con 20 años a sus espaldas se ha convertido ya en un clásico del cine romántico. Tienes un email es más vergonzosa de confesar, porque por momentos es cursi y empalagosa hasta decir basta, pero aun así es imposible no disfrutar con ella y con su visión de Nueva York y de la literatura. Además, es de las últimas películas en las que Meg Ryan no parece abducida por los extraterrestres.

La momia (Stephen Sommers, 1999)

Cine palomitero 100%: un héroe de acción guapo, rudo y misterioso, una heroína inteligente y tímida pero peleona, un hermano torpe y divertido y un malo malísimo que manda de nuevo las siete plagas sobre Egipto. Y ya está. Así se hace una película de aventuras que jamás nos vamos a cansar de ver una y otra vez. Eso sí, olvidaos de la tercera entrega, es verdaderamente lamentable.

10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999)

Sí, lo confieso, me vuelve loca esta película. No os voy a dar diez razones para amarla, pero casi: un Heath Ledger arrebatadoramente guapo y por entonces casi desconocido, un Joshep Gordon Levitt encantador tomándose un descanso de Cosas de marcianos, una banda sonora genial y una historia de Shakespeare ambientada en un instituto de finales de los 90. Combinación ganadora.

El día de mañana (Roland Emmerich, 2004)

Quién nos iba a decir que el tío de El chip prodigioso acabaría recorriendo medio Estados Unidos en esquís para salvar a Jake Gyllenhaal de una glaciación. Ya sabemos que en el fondo todas las películas de catástrofes tienen más o menos el mismo argumento, pero hay que reconocer que ésta aprovechó muy bien el tirón del cambio climático para hacer taquilla.

Domino (Tony Scott, 2005)

Injustamente vapuleada por la crítica y el público, Domino es una estupenda película de acción a ritmo de videoclip que no todo el mundo supo entender. Keira Knightley pasó de interpretar a la pavisosa Elizabeth Bennet a enrollarse con Édgar Ramírez y zurrarle a todo el mundo en compañía de Mickey Rourke. Desde mi humilde punto de vista, un cambio sin duda a mejor.

 

Cinco comedias románticas que sí puedes ver con tu novio

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por RAQUEL ORTEGA MARTÍNEZ

Admítelo, tu novio te hizo ver todos los títulos listados en Cinco películas de acción que sí puedes ver con tu novia y te gustaron. Te gustaron mucho. De hecho, nunca hubieras imaginado que Bruce Willis hubiese sido atractivo alguna vez teniendo pelo o que James Cameron fuese bueno haciendo películas (‘Titanic’ y ‘Avatar’ no cuentan, seamos serios).

Ahora es tu turno, ha llegado la hora de demostrarle que en el mundo de las comedias románticas (mal llamadas ‘pelis para chicas’) no únicamente son historias ñoñas de chico-conoce-chica y pastelones previsibles hasta decir basta. La clave está en no ofrecerle a tu novio nada que tenga que ver con:

– Una de las millones de adaptaciones cinematográficas de las novelas de Nicholas Sparks que se estrenan cada año (especialmente si se trata de ‘El cuaderno de Noah’).

– Hugh Grant (ellos le detestan, la mayoría de nosotras no le soportamos).

– Nada que huela a treintañera-soltera-adicta-al-trabajo-y-a-las-compras-con-mejor-amigo-gay-y-mejor-amiga-un-poco-golfa-que-finalmente-encuentra-al-amor-de-su-vida-tras-dejar-de-anteponer-su ambición-laboral-a-su-bienestar-sentimental (es predecible, machista y aburre hasta a las ovejas).

Lo que vas a poder ver en esta lista son estupendas películas que harán que tu novio pueda decirles a sus amigos que sí, que ha visto una comedia romántica de esas sin quedarse dormido en el sofá.

Finalista: ¡Olvídate de mí! (2004)

Lo de que el histrionismo exacerbado de Jim Carrey es gracioso es algo bastante discutible. De lo que no puede quedar ninguna duda después de ver esta película es que, además, es un estupendo actor. Su papel en esta historia de desamor y nostalgia fue merecedor de un Oscar. También lo fue el de Kate Winslet. Nos tuvimos que conformar con el de Mejor Guión para Charlie Kaufman y Michel Gondry.

 

 

5- Persiguiendo a Amy (1997)

Antes de ser un director ganador de un Oscar y un actor algo mediocre, Ben Affleck nos dejó alguna que otra actuación bastante decente, siendo la mejor de todas su papel en esta atípica comedia romántica de Kevin Smith. Enamorarse de una lesbiana no es fácil, pero quizás, precisamente por eso, ésta película nos dejó la escena de ruptura más real y descorazonadora en años y una de las declaraciones de amor más bonitas que se han visto en la gran pantalla.

 

 

4- Alta fidelidad (2000)

Esta es la historia de un treintañero (John Cusack, amor de media población mundial femenina desde los tiempos de ‘Un gran amor’) al que le gustan las listas, la buena música y recordar todos sus fracasos amorosos con pelos y señales. Hacerse mayor es muy duro y si a eso le unes las complicaciones propias del amor, la vida, las relaciones, el trabajo y las altas expectativas creadas por la música y el cine… pues eso, te sale esta maravillosa película.

 

 

3-  Elizabethtown (2005)

Injustamente infravalorada, es una de las mejores películas de la maravillosa carrera de Cameron Crowe (correremos un tupido velo sobre ‘ Un lugar para soñar’). Una banda sonora espectacular, un monólogo memorable a cargo de  Susan Sarandon y la conversación telefónica más larga del cine, convierten a esta cinta en una arrolladora y poderosa fuerza positiva de la mano de Kirsten Dunst y sus deliciosas teorías.

 

 

2- Antes del atardecer (2004)

Si ‘Antes del amanecer’ ya nos hizo soñar y enamorarnos con la historia de amor más románticamente realista del cine, su segunda parte consiguió multiplicar ese sentimiento por mil. Para disfrutarla simplemente hay que dejarse llevar por las maravillosas conversaciones de Cèline y Jesse acerca del amor, las relaciones, las expectativas y el sentido de la vida. Ojalá estrenen pronto ‘Before midnight’…

 

 

1- Con faldas y a lo loco (1959)

¿Qué decir de esta obra de arte que no se haya dicho ya? Que es absolutamente fantástica y divertida y tierna. Que Tony Curtis y Jack Lemmon son una de las parejas no románticas más memorables de la historia del cine. Que Marilyn Monroe está sexy y adorable en ella. Que es imposible no reírte a carcajadas en muchas de sus escenas. Que es un pecado no verla. Que es la mejor comedia de todos los tiempos. Punto.

 

Cinco películas de acción que sí puedes ver con tu novia

Pelis de acción para ver con tu novia

por RAQUEL ORTEGA MARTÍNEZ

Confiésalo, ir con tu novia al cine supone siempre una discusión. O al menos una divergencia de opiniones. Porque, claro, ella quiere ver la enésima comedia romántica que se estrena este mes en la que Katherine Heigl/Rachel McAdams/Kate Hudson se enamora de su mejor amigo/compañero de trabajo/vecino.

Tú, por el contrario, lo que quieres es un buen chute de acción con muchas explosiones y persecuciones de coches y tío duros pero graciosos, algo con Vin Diesel o Jason Statham o Dwayne ‘The Rock’ Johnson (las viejas glorias como Willis, Schwarzenegger o Stallone también te valdrían).

Lamentablemente, para solucionar este pequeño conflicto sólo existe una solución posible: si a tu novia no le gusta el cine de acción quizás deberías plantearte dejarla. Si esta solución te parece demasiado radical (puede ser que a lo mejor me haya pasado), no desesperes, este artículo es la solución a todos tus males.

Es posible que tengas una novia maravillosa y muy comprensiva a la que no le importe ver contigo Transporter o A todo gas 25 o Los mercenarios, pero, reconozcámoslo, son casos aislados. Lo mejor que puedes hacer es darle razones de peso, convencerla con las mejores películas de acción que han dado de sí los últimos 30 años.

Finalista – Terminator 2: El juicio final (1991)

Aunque no sea muy justo, puedes engañarla diciéndole que es una peli del director de Titanic. Luego ya verá que no, que en esta historias de amor hay más bien pocas. No obstante, la determinación de Sarah Connor, el hieratismo permanente de Arnie y el trepidante desarrollo de la historia conseguirán que disfrute tanto como tú esta carrera épica para evitar el apocalipsis.

 

5- Desperado (1995)

No nos engañemos, aunque seas un macho muy machote hay que reconocer que Antonio Banderas nunca desprendió tanto magnetismo sexual y primario como en esta película. Sólo por eso tu novia ya aguantará a tu lado en el sofá los 104 minutos que dura. Un número de apertura mítico, tiroteos, sangre, explosiones, deseo de venganza y Salma Hayek. No se le puede pedir más a la vida.

 

4- Speed (1994)

Que sí, que Keanu Reeves es muy soso, que ni Matrix consiguió darle un poco de vidilla. Pero en esta película nos deslumbró a todos, a vosotros como héroe de acción, a nosotras como tío bueno en general. ¡Y sale Sandra Bullock, reina de las comedias románticas de los 90! ¡Y Dennis Hopper es el malo! ¡Y hay un rescate vertiginoso en un autobús en marcha! Ay, Jan de Bont, ¿dónde quedaron tus días buenos?

 

3- Mentiras arriesgadas (1994)

Sin duda alguna una de las mejores películas de acción que dieron los 90, de nuevo con el tándem Cameron- Schwarzenegger a la cabeza. ¿Alguien ha podido olvidar el espectacular striptease de Jamie Lee Curtis? (Nosotras no, desde luego, todas deseamos secretamente poder hacerlo como ella, creedme). Estupenda película repleta de disparos, explosiones y cómicos malentendidos.

 

2- En busca del arca perdida (1981)

Gracias, Harrison Ford, por dar vida al héroe de acción más culto y sexy de la historia. Eso sí, después de esta saga ya casi que te podías haber jubilado y así de paso nos ahorrabas todo lo que has venido haciendo de 1997 en adelante. Indiana Jones representa todo lo que el buen cine de acción y aventuras debería ser: puro entretenimiento. Y una historia de amor/odio tan icónica que se ha convertido en un elemento más de la cultura popular.

 

1- La jungla de cristal (1988)

El héroe de acción definitivo, el señor John McClane. No sólo lucha contra terroristas ayudado de su ya mítico «Yippie ki-yay, motherfucker», sino que además en el fondo es un romántico rematado que trata de rescatar a su mujer de todo peligro a pesar de que ella le ha dejado. Te garantizo que eso derretirá a tu chica. Por otro lado, La jungla de cristal es la cumbre del cine de acción, el ejemplo en el que se deben fijar todas las cintas de este género que han venido después. Si en 25 años nadie ha conseguido superarla, por algo será.