Iron Man 3: Hierro 3

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A Nolan lo que es de Nolan. El director británico no solo ha conseguido crear una saga que ha marcado una época. También ha hecho mejor a la competencia. Como si de la carrera espacial se tratara, Marvel ha levantado el vuelo cualitativo gracias a Los Vengadores, y ha subido el nivel de otras franquicias como este Iron Man.

El modelo es continuista. El primer Iron Man se levantó por encima de las expectativas, y el segundo decepcionó con la típica estrategia «más de todo». Eso sí, nos dejó un memorable duelo al sol Downey contra Rourke en el circuito urbano de Mónaco. Las cosas que funcionan siguen intactas, pero se puede decir que se ha elevado el tono del discurso. Esta entrega calará más hondo en el espectador. Hay que apuntar que esta secuela también lo es de los sucesos acontecidos en Los Vengadores.

Y es que no puede empezar mejor. De entrada nos encontramos con un retorno a los noventa con el Blue (Da Ba Dee) de Eiffel 65. Un viaje que nos pone en situación de todo lo que ocurrirá posteriormente. Los ingredientes giran como siempre en torno a la acción y al humor, desde la lengua afilada de Downey al Slapstick.

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Iron Man y Downey viven un feliz matrimonio, eso sigue igual. El personaje gana con la personalidad del actor, y el actor tiene un papel de superhéroe que no se cansa de interpretar. Un traje a medida. Uno de los aciertos de la saga es la Pepper Potts de Paltrow. La extraña pareja tiene una especial conexión que ha mejorado cada una de las entregas. Lejos de la tortuosa relación entre Mary Jane y Spiderman, este romance respira buen rollo, y eso le llega puro al espectador.

Otro de los grandes aciertos es el malo de turno. El Mandarín de Ben Kingsley que interrumpe las emisiones en directo para publicitar su campaña del terror. Un Bin Laden que usa el método de V, el de la Vendetta. Como todo buen personaje televisivo, un fantástico manipulador. Aquí se puede decir que la película triunfa justo donde falló Los Vengadores, puesto que Loki era el talón de Aquiles de ese filme, un villano de tercera.

También en el cast nos encontramos con un inquietante Guy Pearce, que cumple a la perfección, y una estupenda (en todos los sentidos) Rebecca Hall, antigo affaire de la época Carpe Diem de Stark. Lo que siento por Rebecca viene de lejos, es devoción, así que podeis olvidar esta línea completamente alejada de la cinefilia y escrita directamente con el… con el corazón.

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Los efectos especiales brillan a nivel creativo. Como siempre destacan los trajes del personaje. Iron Man está mejor y más acompañado que nunca en esta entrega y la espectacularidad alcanza nuevas cotas.

El cambio de director Favreau por Black, que ya coincidio con Downey en la desatada Kiss Kiss Bang Bang, ha dado madurez al conjunto, pero esto no es sinónimo de seriedad. Iron Man sigue siendo tan informal como en sus dos primeros episodios, pero ha ganado un extra de coherencia.

En definitiva estamos ante una tercera entrega que supera a sus predecesoras y en la que no hay ni rastro de casos como «Spiderman 3». Si las anteriores te gustaron y la edad no te ha vuelto un cascarrabias Iron Man 3 te gustará, incluso puede que te guste aunque no te gustaran las primeras. Estamos ante una buena y espectacular entrega.

La música en las películas de Alex De la Iglesia

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Puede que en el cine español falte un Tarantino que nos haga coleccionar CD’s al mismo ritmo que DVD’s, pero Alex De la Iglesia, además de sellar con su impronta cada uno de sus títulos, es uno de esos directores que incorpora en sus películas momentos musicales de altura. Repasamos algunos de ellos.

Aires de fiesta (Acción mutante)

Ya en su ópera prima, el director bilbaino decidió rebuscar en el baúl de los recuerdos para rescatar el «Aires de fiesta» Kariniano y darle una vuelta de tuerca. Y es que todos sabemos que una boda sin un mutante que sale de la tarta para coser a tiros a todos los asistentes no es una boda.

 

 

Def con Dos y los mutantes (Acción mutante)

La colaboración entre Def con Dos y Alex De la Iglesia tuvo lugar durante dos películas, en los que el director les cedió el privilegio del Main Theme. Los títulos de Acción mutante son un ejemplo de la conexión que había entre la música del grupo y las imágenes de Alex.

 

 

«Yo es que di ética» (El dia de la Bestia)

En su búsqueda del Anticristo Álex Angulo se encuentra con Santiago Segura. El objetivo: Música satánica. En esa búsqueda suena un tema de Ktulu. Aunque no sea una secuencia musical gustará a los melómanos, sobre todo a los de la sección del metal. Igualmente recomendables son las escenas de la sala inferno.

 

 

El día de la bestia (El día de la bestia)

Este tema de Def Con Dos lideró una brutal Banda Sonora en la que también participaron bandas de la talla de Soziedad Alkolika, Extremoduro o Albert Pla. Imprescindible para los rockeros de la época. Al igual que la película, la banda sonora también es generacional.

 

 

«Qué pasa contigo tío» (Muertos de risa)

El director invocó en esta ocasión un hit cutre de «Los golfos» para que Santiago Segura y El gran Wyoming se encargaran de resucitarlo. El resultado fue francamente espectacular. Esta negrísima comedia que Alex dirigió en 1999 es claramente una película a reivindicar. Para la historia quedará ya este video.

 

 

Balada triste de trompeta (Balada triste de trompeta)

Un desquiciado Carlos Areces deambula por Madrid hasta llegar a un cine. En la pantalla, un joven Raphael interpreta su Balada triste de trompeta, que da nombre al filme. Tras la interpretación, el músico le da un gran consejo a Areces… «No puedes ir por ahí ametrallando a la gente».

 

 

España en créditos (Balada triste de trompeta)

Alex desgrana la historia reciente de España es unos impresionantes títulos de crédito, en mi opinión, los mejores que ha dado el cine español. Lo hace además a golpe de tambor de Semana Santa. No me canso de verlos.

 

 

No son estos los únicos momentos musicales que nos ha dado Alex De la Iglesia. Perdita Durango también cuenta con unos cuantos que alimentan los delirios de Javier Bardem y Rosie Pérez. A nivel de partitura, la excelente Banda sonora de Los crímenes de Oxford, compuesta por Roque Baños, se hizo con el Goya en ese apartado. Estamos seguros de que Las brujas de Zugarramurdi también aportarán un par de puntos más a este artículo.

Defectos especiales. Los peores FX de la historia del cine

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Los dinosaurios de Spielberg en Jurassic Park nos hicieron creer en lo increible en 1994. Fue a partir de entonces cuando se puso de moda trabajar con FX, cuantas más tomas con efectos mejor. Las compañías competían vía blockbuster poniendo la cantidad por encima de la calidad, todo para atraer al espectador con el método Melies, dejarle boquiabierto. Pero claro, no todo el mundo goza de los presupuestos de Spielberg y a veces hay que encargarle al becario que tire de Paint, o en su defecto bloc de notas, para encargarse de obrar el milagro. Lo de utilizar FX para dar realismo pasó de moda. Os lo demostramos

Los barcos de Troya

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En este caso da la casualidad de que el becario está enganchado a los videojuegos de estrategia del tipo Ages of empire o Rampart. Es la única duda que tenemos, cual de esos dos juegos usó para plantar una escena aérea de barcos en ese desaguisado que es Troya. Para hacerlo más espectacular solo hubo que tirar del Copy paste.

Los monos de Jumanji

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Decir que estos monos son digitales es mucho decir. Me parece que se quedaron en el analógico. Decir que fueron pintados a mano no es creible a no ser que el artista fuera un niño menor de dos años. Es dificil de explicar por qué se plantó a estos simios en el metraje del peliculón que es Jumanji, como si no pudieramos encontrar simios en la naturaleza. En fin, para mi los mejores monos de la historia del cine. Me rio del King Kong de Peter Jackson.

Los dinosaurios de oferta de Jurassic Park 3

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Cuenta la leyenda que de los restos de los dos primeros parques jurásicos salieron los dinoraurios de la tercera parte. Ni un mosquito atrapado en ambar ni ostias. La unica duda que tenemos es… ¿Había gente disfrazada dentro de los animales prehistóricos que aparecen en la cinta? Aunque la teoría con más fans es que salieron de la estantería de un Todo a cien. Cualquier tiempo pasado mejor.

El traje del Goblin comprado en los chinos

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Vale, que esto es más del terreno del vestuario que del de los FX, pero cualquier enemigo de los Power rangers era más creible que el traje del Goblin del primer Spiderman de Raimi. Parece ser que la hora del rodaje se acercaba y solo encontraron unos chinos abiertos.

Los efectos de tercera de Spawn

La Industrial Light&Magic tocó fondo llevando al infierno a este superhéroe. El malo hace bueno al antagonista del peor episodio de los ya mencionados power rangers. Pero ojo, que lo mejor está por llegar. El infierno digital con demonio incluido en el que cae Spawn no se lo cree nadie. Todo chirría. Debieron pegarse buenas fiestas en el departamento de FX, porque currar lo que es currar…

Los aliens que destrozaron Inteligencia Artificial

Todo iba bien tio Steven… A pesar del puto niño de «En ocasiones veo muertos» iba bien… Y de pronto al tio Steven le da por meter a estos alienígenas en al peli. Carcajadas en la sala. Aparece una lámpara de Ikea… Y se supone que esta película iba a ser un homenaje a Kubrick…

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Anaconda, el ejemplo a seguir

Anaconda es una de esas películas a las que deberían dedicarle unas clases en cualquier escuela de cine. El presupuesto para hacer una serpiente realista se lo gastaron en afear al máximo a JLO. La escena, a pesar de ser de gomaespuma digital, aprobaba. Lo mejor… la escena de la cascada. A falta de presupuesto para rodar una escena en la que el barco retrocedía decidieron utilizar la función rebobinar. No tuvieron en cuenta la ley de la gravedad y en la película se aprecia claramente que el agua va hacia arriba.

Placeres culpables del cine

palomitas

Por Raquel Ortega-Martínez

Ah, los placeres culpables… Aquello que, de ser confesado en público, supondría sonrisitas de lado y gestos de incredulidad. Sí, todos tenemos uno, aunque pocos nos atrevamos a confesarlo. Y si trasladamos esto de la culpabilidad y los gustos personales y particulares de cada uno al mundo del cine, nos encontramos con todo un catálogo de confesiones veladas y películas malas que nos encanta ver una y otra vez.

 Hoy hablaremos de esas películas que jamás reconoceríamos que nos gustan (“¿Una rubia muy legal? ¿Yo? Anda, por favor, no digas tonterías…”, afirmas entre risas, mientras por dentro sudas la gota gorda por el miedo a que sepan que la guardas en DVD escondida en el armario), pero que, si las pillamos a medio en televisión, no podemos evitar verlas y disfrutar con ellas.

Hoy me pongo mi letra escarlata, una H de ‘hortera’, y reconozco ante todos vosotros que estos son mis placeres culpables cinematográficos. De los otros ya hablaremos otro día si lo consideramos oportuno.

El secreto de mi éxito (Herbert Ross, 1987)

Ya de antemano diré que Michael J. Fox fue siempre uno de mis grandes amores durante la infancia. Si a eso le sumamos una historia ambientada en ese Nueva York de finales de los 80 repleto de yuppies donde todo parecía posible… en fin, que es difícil resistirse a esta película de grandes corporaciones, malentendidos incentuosos y jóvenes profesionales urbanos.

El príncipe de Zamunda (John Landis, 1988)

Oda a esa tierra de las oportunidades que son Estados Unidos y McDonalds. Perdón, McDowell’s. ¿Alguien ha podido olvidar la poderosa actuación de Randy Watson y su banda, Chocolate Sexy? Sin duda una de las mejores películas de Eddie Murphy (¿Superdetective en Hollywood? Por favor,…), acompañado esta vez del gran Arsenio Hall, hoy prácticamente desaparecido de la faz de la Tierra.

Poli de guardería (Ivan Reitman, 1990)

En algún momento de finales de los 80 el Ivan Reitman post Cazafantasmas se plantó ante los jefazos de Universal Pictures y les dijo: “Quiero hacer una peli en la que Arnold Schwarzenegger haga de maestro en una guardería y toque el ukelele”. Y voilà, 20 años después podemos disfrutar de esta estupenda película que ha amenizado millones de tardes en La 1.

El último boy scout (Tony Scott, 1991)

Un policía pasado de vueltas, interpretado por el entonces estrella de acción en ciernes Bruce Willis, y un ex-quarterback al que da vida uno de los hermanos Wayans (¿Damon? ¿Marlon? ¿Shawn? ¿Keenen Ivory?), se alían para investigar un asesinato con conexiones en las altas esferas de la política y el fútbol (americano) profesional. Genial y malhablada y violenta película de acción, infinitamente imitada, pero todavía no superada.

Vuelven los mejores (Sam Weisman, 1994)

¿Cuántas veces oímos eso de «Los patos vuelan juntos» a lo largo de las tres películas de la saga? Era imposible no querer a este grupo de niños perdedores que tenían como entrenador de hockey a un abogado amargado con apellido de ginebra. Las tres son estupendas, pero la segunda, con esos Juegos de la Concordia y ese exacerbado patriotismo americano… Sencillamente fantástica.

Waterworld (Kevin Reynolds, 1995)

‘Waterworld’ es una película tremendamente incomprendida. El punto de partida era bueno, de verdad, lo que pasa es que todos (actores, director,…) se perdieron por el camino. Vale, era un poco una copia de Mad Max pero en agua y con el tío de Bailando con lobos, y tenía agujeros argumentales por todos lados, pero sigue siendo una gran película de acción de domingo por la tarde.

Jóvenes y brujas (Andrew Fleming, 1996)

Confesad, chicas, ¿cuántas de vosotras intentasteis con vuestras amigas eso de “rígida como una tabla, ligera como una pluma”? Fairuza Balk nos metió el miedo en el cuerpo con esta película (luego vino a terminar de arreglarlo con American History X), en la que cuatro adolescentes tonteaban con la magia negra, y donde también salían Robin Tunney, Neve Campbell y hasta Assumpta Serna.

Un pueblo llamado Dante’s Peak (Roger Donaldson, 1997)

No podéis negarle a esta película su enorme carácter didáctico en materia vulcanológica. ¿Acaso alguno de vosotros sabía qué era eso de una nube piroclástica antes de ver a Pierce Brosnan explicándolo? Eso sí, hay que reconocer que Linda Hamilton nos decepcionó un poco con su papel de alcaldesa de pueblo que no sabe para dónde tirar después de verla dando caña en Terminator 2.

George de la jungla (Sam Weisman, 1997)

Soy muy consciente de lo tremendamente absurda y simplona que esta esta película, pero sí, lo confieso, me hace una gracia enorme. Salen Brendan Fraser y Leslie Mann y Thomas Haden Church cuando nadie sabía quiénes eran, y John Cleese le pone la voz a un mono que cocina y hay un elefante que cree que es un perro. No sé qué más queréis para que una película os enganche.

Godzilla (Roland Emmerich, 1998)

Roland Emmerich es el director ‘destroyer’ por excelencia: destruyó Nueva York en Godzilla y El día de mañana (ambas en esta lista), destruyó la Casa Blanca en Independence Day y, como vio que todo esto se le quedaba un poco corto, se cargó el resto del mundo en ‘2012’. Pero, al margen de eso, Godzilla es un peliculón. ¡Si hasta le hacen un test de embarazo al bicho, por el amor de dios!

Tienes un email (Nora Ephron, 1998)

En un principio iba a poner Algo para recordar, pero con 20 años a sus espaldas se ha convertido ya en un clásico del cine romántico. Tienes un email es más vergonzosa de confesar, porque por momentos es cursi y empalagosa hasta decir basta, pero aun así es imposible no disfrutar con ella y con su visión de Nueva York y de la literatura. Además, es de las últimas películas en las que Meg Ryan no parece abducida por los extraterrestres.

La momia (Stephen Sommers, 1999)

Cine palomitero 100%: un héroe de acción guapo, rudo y misterioso, una heroína inteligente y tímida pero peleona, un hermano torpe y divertido y un malo malísimo que manda de nuevo las siete plagas sobre Egipto. Y ya está. Así se hace una película de aventuras que jamás nos vamos a cansar de ver una y otra vez. Eso sí, olvidaos de la tercera entrega, es verdaderamente lamentable.

10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999)

Sí, lo confieso, me vuelve loca esta película. No os voy a dar diez razones para amarla, pero casi: un Heath Ledger arrebatadoramente guapo y por entonces casi desconocido, un Joshep Gordon Levitt encantador tomándose un descanso de Cosas de marcianos, una banda sonora genial y una historia de Shakespeare ambientada en un instituto de finales de los 90. Combinación ganadora.

El día de mañana (Roland Emmerich, 2004)

Quién nos iba a decir que el tío de El chip prodigioso acabaría recorriendo medio Estados Unidos en esquís para salvar a Jake Gyllenhaal de una glaciación. Ya sabemos que en el fondo todas las películas de catástrofes tienen más o menos el mismo argumento, pero hay que reconocer que ésta aprovechó muy bien el tirón del cambio climático para hacer taquilla.

Domino (Tony Scott, 2005)

Injustamente vapuleada por la crítica y el público, Domino es una estupenda película de acción a ritmo de videoclip que no todo el mundo supo entender. Keira Knightley pasó de interpretar a la pavisosa Elizabeth Bennet a enrollarse con Édgar Ramírez y zurrarle a todo el mundo en compañía de Mickey Rourke. Desde mi humilde punto de vista, un cambio sin duda a mejor.