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Top Vacuno: Los diez mejores momentos de Juego de Tronos

Con el principio del fin a la vuelta de la esquina, repasamos los momentazos que nos ha dejado Juego de Tronos en este top vacuno de las primeras siete temporadas. ¿Estará la octava y última temporada a la altura? De entrada lo tiene complicado, pero nosotros queremos más. 

10. La última rosa se marchita

Episodio 7×03: La justicia de la reina

El final del 7×03 se guardaba una sorpresa final. La invasión de Roca Casterly fue más fácil de lo esperado ¿Donde están los demás Lannister se preguntaba preocupado Gusano Gris. Pues resulta que estaban tomando Altojardín. El capítulo dejó lo mejor para el final, el crudo cara a cara entre Jamie y Olenna en el que la superviviente de la casa Tyrell asumía su final. Y así fue. Una nueva muestra de humanidad de Jaime, que apostó por veneno libre de agonía, y la venganza final de Olenna, confesando el asesinato de Joffrey. Una partida de ajedrez. 

 

9. Juicio rápido a Petyr Baelish

Episodio 7×07 El dragón y el lobo

La serie nos empezaba a hacer creer que Sansa tenía a Arya en el punto de mira, y que Meñique iba a salirse con la suya, como casi siempre. Pero esta vez no fue así, y tras siete temporadas el gran manipulador recibía su castigo en Invernalia. Sansa Stark sin concesiones, preparada para reinar. Arya en la ejecución. Un buen combo guitarra y batería. 

8. El paseo de la vergüenza

Episodio 5×10: La misericordia de la madre

De verdad que no creíamos que esto pasaría, pero el tour de la vergüenza de Cersei por las calles de Desembarco del rey casi consiguió que empatizáramos con ella. La fe de los siete la condenó a la humillación en la vía pública, para el regocijo general la masa enfurecida. La serie mostrando las consecuencias del fanatismo religioso, y no era la primera vez. Algunas ya murieron quemadas por él. 

7. La boda púrpura

Episodio 4×02: El león y la rosa

El rey Joffrey pereció en público para desmentir el tópico de que “Siempre se van los mejores”. Muerte agónica por envenenamiento en la celebración de su boda con Margaery. Se ajusticiaba así a un joven que se lo había ganado a pulso. Ovación cerrada. Parece que en Juego de Tronos no hay bodas sin funeral. 

6. La ejecución de Ned Stark

Episodio 1×09: Baelor

El primer puñal que nos clavó la serie fue un aviso a navegantes. ¿Recordáis como dolió? No es que quisiéramos a Ned Stark, es que le adorábamos. Y de pronto, el protagonista tras nueve episodios ¡Es ejecutado en público! Y nosotros como gilipollas pensando que en el último momento alguien le salvaría. Arya desolada, y muchos cuestionando el futuro de la serie.  Lejos de pasar factura la ejecución está en este ranking. Un trágico acierto.

5. La muerte de Hodor

Episodio 6×05: El portón

Una pena que con el tiempo nos acordemos más de la polémica traducción (Hold the door / El portón) que de la pérdida de este carismático personaje más alla del muro en un tras un encontronazo con el ejército de los muertos. El juego presente-pasado con Brann de testigo nos impactó fuerte. Un trauma futuro que marcó el pasado. Cosas del cuervo de tres ojos. La serie nos metía una buena hostia, y además lo hacía inteligentemente.

4. Terrorismo en el Septo de Baelor

Episodio 6×10: Vientos de invierno

Cersei es como la banca, que de un modo u otro siempre gana. Que sí, que la han tocado varias veces, pero es quizá el personaje con mayor capacidad de supervivencia de la serie. Prueba de ello, su juicio junto al de Loras Tyrell, que nos dejó una de las mejores secuencias de la serie. Diez minutos intensos, apoteósicos a nivel banda sonora con un piano que suena como nunca hasta ahora en Juego de tronos. Terrorismo de bellísima ejecución para acabar con el gorrión supremo. Pero claro, Margaery y Mace Tyrrell también ardieron bajo el fuego valyrio. A la mierda el Septo de Baelor. Eso sí, cuando parecía que el plan de Cersei era un diez, Tommen se tira por la ventana en un precioso y silencioso plano fijo. Como decía Qyburn «Antes de adoptar lo nuevo lo viejo debe abandonarse»

3. El piquete de ojos

Episodio 4×08: La montaña y la víbora

La víbora roja contra la montaña, o o que es lo mismo, el gran combate de Juego de tronos. “Hoy no es el día de mi muerte” decía Oberyn a Tyrion mientras bebía una copa de vino antes del duelo. Pero claro, esto es juego de tronos. Juradme que no gritasteis “Mátalo ya joder” mientras Ser Gregor Clegane rozaba el KO en el suelo. Pues eso, las imprudencias se pagan. El mejor momento gore de la serie.

2. Casa Austera

Episodio 5×08: Casa austera

Esto es Dunkerque antes de Nolan, un abismo lejos de Helm. Capitulazo en el que los protagonistas se acercaron al invierno, y no al revés. En Casa Austera vivimos el primer enfrentamiento con las hordas del Rey de la noche. Una batalla épica que nos dejó con los ojos abiertos de par en par y en la que Jon encontró el camino para eliminar a los caminantes blancos: Acero valirio. Replegarse o morir. ¿Alguien ha conseguido sacarse de la cabeza al rey de la noche elevando los brazos? Por momentos parecía dirigir a la filarmónica de Viena, pero en realidad sumaba adeptos a su Santa Compaña. Magistral. 

1. La boda roja

Episodio 3×09: Las lluvias de Castamere

Posiblemente el final del episodio 3×09 de juego de tronos, más conocido la boda roja, sea el mejor momento de la historia de la ficción televisiva. Con la muerte de Ned estábamos ya prevenidos de que algo trágico podía suceder en cualquier momento, y aun así nos lo comimos con patatas. Si lo de Ned fue un puñal, aquí directamente nos tirotearon como a Sonny en El Padrino, pero que momentazo. La tragedia como una de las bellas artes. Aquí nos dejaron Robb Stark, Catelyn Stark, Talisa y el hijo que llevaba en su vientre. Revisionando el episodio, encoge el corazón ver como Catelyn se empieza a dar cuenta de todo con los primeros acordes de los músicos, que por cierto, entre ellos está Will Champion, batería de Coldplay.

¿Qué os parecido el ranking? ¿Cambiarías posiciones? ¿Falta o sobra algo? Déjanos tu opinión en la zona de comentarios.

True Detective III: Cuando el camino es mejor que el destino

Hacia tiempo que una serie no me generaba la curiosidad suficiente como para seguirla al día, pero desde que se estrenó la tercera temporada de True detective no he fallado un lunes. Esto es ya de por si es un logro, pero tras el final de temporada estrenado el pasado domingo en Estados Unidos llega el momento de analizar la última entrega de la antología policiaca de Nick Pizzolato. 

La temporada no pudo empezar mejor. Ni el más optimista del sofá esperaba un piloto como el 3×01, estrenado bajo el título de La gran guerra y la memoria moderna. La serie volvía a casa, a sus raíces, y la comparación con la primera temporada era inevitable. True detective había regresado por la puerta grande. 

El casting, difícil de superar, Mahershala Ali y Stephen Dorff. El actor de moda en Hollywood y una eterna estrella frustrada sobre la que volvía el foco. Dos ‘True detectives’ de muchos quilates que asumían un reto mucho más exigente al que se enfrentaron McConaughey y Harrelson en su dia: Interpretar a sus personajes en tres lineas temporales diferentes (1980, 1990 y 2015). Y la verdad es que ambos actores están extraordinarios, al igual que el equipo de maquilladores. 

Con el paso de los episodios, la serie se iba desmarcando de la filosofía y oscuridad de la primera temporada para apostar por un lenguaje más prosaico y jugar progresivamente la carta del misterio. Pistas y mas pistas para implicar como nunca al espectador en la trama, dejando migas de pan en cada capítulo. La truculencia de la primera entrega daba paso a un gran enigma.

Y así avanzaban los capítulos. Sin la excelencia del piloto pero sin dejar de crear curiosidad. Los episodios 6 y 7 dejaban buenos finales al borde del desenlace. Y con el final llegó la decepción. Una resolución de Deja vu que quedaba lejos de la expectativa, y varios personajes sepultados por un guión de claroscuros. Es duro hablar de expectativas cuando el propio estreno de esta tercera temporada no fue recibido con optimismo. Las expectativas las crearon los primeros episodios por si solas. Y aquí es cuando llegamos a lo que parece ser el quid de la cuestión. El director Jeremy Saulnier (Green Room y Blue Ruin) abandonó la serie tras los dos primeros episodios por temas de agenda, según la versión oficial, pero todo parece indicar que detrás de ese retiro hubo un enfrentamiento con Pizzolato (Cada vez que escribo Pizzolato me viene la primera mascota que tuvo Telepizza) por diferencias creativas irreconciliables. Quizá en ese supuesto estuviera la razón por la que en esta ocasión no se ha alcanzado la excelencia. 

Eso sí, sería muy injusto hablar de fracaso, puesto que la serie nos ha dado una buena dosis de entretenimiento de calidad y comeduras de tarro. Pero esperábamos más de la ’Pink Room’, de Hoyt, de la periodista, y de varios personajes que desaparecen sin terminar de dejar huella. La gran clave de la temporada es que True Detective III no va de qué, sino de quiénes, pero cometimos el error de no darnos cuenta hasta el final. 

 

Manhunt: Unabomber. La aguja en el pajar

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Tras la exitosa Mindhunter, Netflix vuelve a tirar de psicología del crimen en Manhunt: Unabomber, serie sobre la caza de uno de los asesinos más esquivos de la historia negra americana. Unabomber utilizaba un método que puso muy difíciles las cosas al FBI: El paquete bomba. De ahí que causara una extraña sensación de terror en la sociedad americana entre los años 1978 y 1995. Una amenaza fantasma. Su búsqueda fue una de las más complicadas de la historia de la investigación policial estadounidense.

La serie baja al detalle del caso acercándonos una la realidad de una investigación invisible. Como sucedió con Mindhunter, no estamos ante una ficción que recurra a los fuegos artificiales. La pistola queda en el cinturón, porque el mejor arma contra esta clase de delincuentes viene de serie, y está en la cabeza. El ritmo es pausado, pero lleno de contenido.

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Manhunt: Unabomber no pretende apuntar a los buenos y a los malos de la ficción. Tan solo expone el hecho, y deja al espectador final posicionarse. El trabajo de la ficción americana suele ser admirable admirable en este sentido. Es algo que en la ficción española parece estar aún muy lejano. Por ejemplo, estrenar una serie sobre ETA en España sin demonizar a los terroristas hoy en día, sería ser troceada por la alargada hoja del cuchillo censor.

Estamos ante una temporada de siete episodios en la que destacan los episodios centrales (1×04 y 1×05), si bien el 1×06, el más singular, es el que redondea la serie aportando una mirada de 180º al caso. Pero por suerte el interés es creciente y apenas hay bajones.

La serie ha sacado del ostracismo a Sam Worthington. un actor al que nos intentaron vender como una estrella desde Avatar, como un héroe de acción, y que nunca ha llegado a serlo. Su carrera. De hecho, exceptuando la obra de Cameron, sus películas como protagonista han sido un auténtico fracaso. En Unabomber vemos al Worthington más competente hasta la fecha. Aunque la gloria interpretativa de esta serie recae en Paul Bettany, que hace maravillas con un personaje extremadamente complejo.

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Quizá no sea el producto más popular del catálogo de Netflix, pero Manhunt: Unabomber es sin duda uno de sus productos imprescindibles.

 

Mindhunter. Temporada 1. En la mente del monstruo

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Mindhunter no es solo una de las mejores series de Netflix. También es una pieza que faltaba en su catálogo. Un thriller adulto que deja la pistola en el opening para hablarnos de comportamiento. La serie se centra en un nuevo departamento del FBI que allá por los setenta se convierte en pionero en estudiar el comportamiento de un psicópata, en adentrarse en la mente del monstruo. Se trata de una adaptación del libro Mind Hunter: Inside FBI’s Elite Serial Crime Unit, escrito por Mark Olshaker y John E. Douglas, por lo que está inspirada en hechos reales.

Hay que decir que no estamos ante la típica serie que engancha desde el primer consumo. Mindhunter en ese caso es una droga blanda, un The Wire. Por eso se recomienda cierto grado de paciencia. Mediado el segundo episodio todo se eleva por encima del notable.

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Detrás de esta serie se encuentra uno de los más grandes directores de la historia del thriller: David Fincher. Además de actuar como productor, Fincher dirige los dos primeros episodios y los dos últimos. Otro de los nombres destacados tras la cámara es el de Asif Kapadia, autor de los documentales Senna o Amy (La chica detrás del nombre), que dirige los episodios 1×03 y 1×04.

Buscando similitudes en el cine, encontramos cierto parecido con Zodiac, en mi opinión uno de los mejores thrillers jamás realizado. La serie no solo nos muestra el camino recto de la investigación. Al igual que la película de Fincher también nos muestra los callejones sin salida.

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En el apartado interpretativo brilla los secundarios, especialmente Cameron Britton, que encarna magistralmente al asesino Edmund Kemper. La aparición de Hannah Gross (Novia de Holden) y Anna Torv (Wendy) también mejoran el resultado final. Quizá el que menos convence es Holden, el obsesivo personaje principal que interpreta Jonathan Groff, pero por suerte este primo de Albert Rivera va ganando enteros en casa episodio. Holt McCallany (Bill Tench), segundo de abordo, se gana a los espectadores desde la primera aparición.

Estamos sin duda ante de las imprescindibles de 2017. Una apuesta de Netflix que deja de lado su habitual consumo fácil y digestión rápida. Un producto maduro para los que valoran que una serie les tome por gilpolllas.

Si quieres leer más acerca del grado de realismo de Mindhunter, te recomiendo este artículo de Cribeo (La Vanguardia) que analiza las coincidencias de esta primera temporada

El 1X10 de Mindhunter. La ley de la gravedad (Leer solo si has visto la primera temporada completa)

El final de Mindhunter deja al descubierto que la serie acaba de empezar. Por un lado asistimos al derrumbe de Holden tras su encuentro con Kemper. Su caída en los pasillos del hospital no solo es física. Holden llevaba toda la serie jugando con dinamita, y en alguno momento iba a estallar. La experimentación del miedo es la asimilación del terror de las víctimas de sus (casi) amigos psicópatas. Por otro lado, la serie nos muestra al misterioso hombre de Kansas quemando una serie de dibujos. Se trata de un personajes al que hemos visto en todos los comienzos previos al opening, pero al que aún no tenemos calado. Todo nos lleva a pensar que estamos ante el psicópata en el que se centrará la segunda temporada.

American Crime Story: The people v. O.J. Simpson. La cuestión racial

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Curioso que en 2016, 21 años después del juicio contra el célebre jugador de fútbol americano y actor  O.J. Simpson, se hayan emitido los dos mejores trabajos audiovisuales al respecto: La serie documental OJ: Made in America y la serie de ficción American Crime Story: The people v. O.J. Simpson. Nos centraremos en el producto de ficción del canal estadounidense FX, que ha sido estrenado en España por Netflix, una vez más sacando a flote lo mejor de la programación televisiva americana.

Al frente de la serie encontramos a Ryan Murphy, uno de los grandes nombres del sector gracias a Nip/Tuck, Glee, American Horror Story y Scream Queens. En esta ocasión se aleja del terror y la comedia para dramatizar el juicio más mediático de la historia de los Estados Unidos.

Si no sabes nada de los que sucedió en ese 1994 estas en la posición óptima para ver la serie. No era mi caso exactamente. Recuerdo ver en el telediario las imágenes de O.J. huyendo en una furgoneta blanca, imágenes que por alguna extraña razón tengo grabadas en la memoria. Pero hasta ahí. Mi temprana edad me impedía entender la complejidad de un juicio. Supongo que por eso mi cerebro decidió que era más sencillo quedarse con la imagen de un coche escapando a toda velocidad.

O.J fue acusado de doble asesinato por la muerte de su mujer, Nicole Brown, y Ronald Goldman. A pesar de que estaba muy lejos de ser portavoz de la comunidad negra, la estrategia de la defensa convirtió el juicio en una cuestión racial. La televisión le dio al proceso una cobertura inaudita, y todos los implicados en el juicio se convirtieron de la noche a la mañana en protagonistas de la programación televisiva.

Murphy ha sabido dramatizar esos meses convulsos desde la misma noche del suceso con un guión inteligente que nunca se estanca en las arenas movedizas del lenguaje judicial. Prima el entretenimiento, un entretenimiento nunca exento de calidad. El guión consigue que siempre queramos más, haciendo que los diez episodios pasen un suspiro. Todo funciona como un reloj, desde la elegante dirección a la acertada puesta en escena.

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Y a pesar del buen material de partida, son las interpretaciones son la gran baza de esta serie. El nombre de Simpson resuena en el título, pero no es el acusado el personaje principal. La fiscal Marcia Clark, brillantemente interpretada por Sarah Paulson, es la auténtica protagonista. Sin duda es la de Paulson la mejor interpretación femenina de 2016 en el terreno series. El resto del reparto también rinde a gran nivel. La tarea de reciclaje de Murphy con John Travolta, David Schwimmer y Cuba Wooding Jr, intérpretes en clara decadencia, es digna de mención. Travolta también figura como productor ejecutivo de la serie.

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La segunda temporada de la franquicia American Crime Story, ya en producción, se centrará en el desastre del huracán Katrina, a priori un tema con menos pegada que el caso Simpson. Mientras que la tercera, recién confirmada, se centrará en el asesinato de Gianni Versacce. Un gran reto después de esta gran primera temporada.

 

Black Mirror. Tercera temporada. Rozando el presente

Netflix ha acertado de pleno incorporando Black Mirror a su sello en su tercera temporada. Tras una primera temporada de tres episodios y una segunda de otros tres más especial navideño, parecía que ofrecer seis capítulos esta temporada incrementaba el riesgo de cagarla. Va a ser que no, estamos ante la mejor y más entretenida temporada de la serie. Imprescindible.

3×01 Caída en picado vacometro4

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Brillantísimo inicio de temporada que plantea un mundo regido por una app prima-hermana de Instagram que puntúa a todo el mundo. La popularidad del instituto hecha aplicación de móvil, un filmaffinity humano. Posiblemente sea el episodio más entretenido de toda la serie. Engancha desde el minuto uno sin necesidad de giros. Por si fuera poco, Bryce Dallas Howard está de diez. Gran trabajo en la dirección de Joe Wright, director de Orgullo y prejuicio o Expiación.

3×02 Playtesting  vacometro3

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Era cuestión de tiempo que la temática de los videojuegos protagonizara un episodio de Black Mirror. También que se apostara por el terror. Playtesting se abona al ya visto dilema de ‘Juego o realidad’ mezclándolo con elementos de películas como Cabin in the woods o ExistenZ. Entretenido, aunque deja poco poso. El arriesgado giro final mejora el resultado. Dirige Dan Trachtenberg, responsable de la recomendable Calle Cloverfield 10.

3×03 Cállate y baila vacometro4

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La serie saca su lado más crudo y malrollero en este episodio con el ciber-chantaje como tema estrella. Un niño se verá amenazado por unos hackers que asaltan la intimidad del usuario para jugar a titiriteros bajo la amenaza de airear sonrojantes actos privados. Deja muy mal cuerpo, y lo peor, el futuro que muestra está demasiado cerca. Mañana, si no es hoy. Un mundo dominado por los trolls 2.0. Lo redondea el Exit music (for a film), temazo del Ok computer de Radiohead. “Wake… from your sleep. The drying of your tears… Today.. we escape… we escape. Dirige James Watkins, responsable de la imprescindible Edén Lake y la hammeriana La mujer de negro.

3×04 San Junipero vacamarketmaszul

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Y llegó la madre de todos los capítulos de Black Mirror (Con permiso de Tu historia completa, el 1×03). Curiosamente el menos oscuro, el menos atroz, quizá el menos Black mirror. Su primera mitad trascurre sin rastro de Sci-fi, con brillantes referencias de nivel al cine, la música y los videojuegos. A mi me ponen Girlfriend in a coma de Los Smiths, Scream y el Bubble Bobble en el mismo capítulo y es imposible no conquistarme. Excepcionales la dirección artística y vestuario. Una historia de amor como nunca habíamos visto, ni seguramente veremos, en Black Mirror.

Charlie Brooker, creador de la serie,  ha subido a Spotify el insondable setlist del episodio: https://open.spotify.com/user/charliebrooker/playlist/1enamd7IoA2KtAoMxeiINW

 

3×05 La ciencia de matar vacometro3

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Y llegaron los zombies. Primer episodio a lo The Walking dead de la serie. También el primero que muestra la guerra. Gran entretenimiento, en la linea de la temporada, aunque se agarra demasiado a una (interesante) única idea. Como Playtesting, un escalón por debajo del resto, dentro del buen nivel. Participa Michael Kelly, el Doug Stamper de House of cards.

3×06 Odio nacional vacometro4

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Para cerrar la temporada 89 minutos de Thriller. Si Caída en picado daba protagonismo a Instagram, Odio nacional se lo la a otra de las redes más populares: Twitter.  Como tema principal el control gubernamental, y cierto homenaje al subgénero de terror por plaga, debidamente modernizado. Gran química entre la pareja de investigadoras Kelly Macdonald y Faye Marsay. Termina con Fall into me de Alev Lenz, un temazo. Belleza dentro del caos. Un buen colofón.

Making a murderer (T1): La oveja negra de Wisconsin

Qué el éxito de Netflix no es casual lo demuestran productos como Making a murderer, serie documental que recrea el caso del pueblo de Manitowoc (Wisconsin) contra Stephen Avery, un vecino poco integrado en la comunidad. Diez episodios que nos harán replantearnos el funcionamiento de la justicia gracias a una minuciosa recopilación de información montada con tintes de thriller. En ausencia de adaptaciones de John Grisham lo mejor que podemos hacer es recurrir a la cruda realidad.

A partir de aquí va la primera recomendación. ¡No busques información sobre el caso real! No necesitas saber nada. De este modo obtendrás los asientos de primera fila de esta montaña rusa de acontecimientos. Tras el interesante piloto llegué a pensar que el caso ya estaba contado, y resulta que solo acababa de empezar. Con el paso de los capítulos lo interesante se torna en apasionante. Hacía tiempo que no me enganchaba tanto a una serie.

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Quizá no estemos ante un producto para todos los públicos. Aquí no hay gente guapa ni personajes carismáticos. Tampoco encontramos bellos paisajes. Estamos en la América profunda y la protagonista es la investigación. Desconocemos como se ha llevado a cabo la labor de recopilación de información, pero el trabajo de las realizadoras Laura Ricciardi y Moira Demos es sencillamente deslumbrante. No falta un audio, una declaración, un testimonio, una llamada clave. Da la impresión de que todo está ahí.

Además la serie ha conseguido traspasar las barreras del consumidor de documentales hasta el gran público. El éxito de sus diez episodios ha dejado una fuerte resaca en la sociedad americana. El caso de Making a murderer deja en ropa interior a un sistema judicial que presume de no tener parangón en el planeta. Una vez más, la (supuesta) primera potencia mundial queda muy tocada.

Solo me queda recomendaros la que ya es una de las mejores series de los últimos años. Que no os eche para atrás la etiqueta de documental, Making a murderer es una serie de primera división. Y adictiva como pocas. Una de juicios, a mi juicio, imprescindible. Para muestra su intro:

Vis a Vis: Temporada 1. Una rubia muy letal

Acaba de terminar la primera temporada de Vis a Vis, una serie de la que por canal (Antena 3) y nacionalidad (la mayoría de las series españolas cometen la torpeza de estar diseñadas para contentar a todo el mundo) no esperaba gran cosa. Vaya si nos hemos equivocado.

La acción carcelaria se desarrolla en la ficticia prisión de mujeres de Cruz del Sur, a la que llega Macarena Ferreiro tras ser víctima de una estafa. Intentará hacerse un sitio en un nido de víboras en el que ningún favor es gratis. Mientras, fueras de prisión, su familia tomará medidas desesperadas para ayudarla.

Su aterrizaje no fue nada cómodo. Twitter ardía durante la emisión del primer episodio acusando a la serie de ser la versión española de Orange is the new black (desconfiad de las críticas que hagan esa comparación), pero minuto a minuto, capítulo a capítulo, la serie se ha ganado el respeto de crítica y público. Quizá es por eso que hemos comentado de que estamos ante una serie que no busca gustar a todo el share, alejada del contenido blanco. Vis a Vis es en ocasiones soez, sucia, en la que palabras del nivel de «comechochos» campa a sus anchas. Es ahí donde vemos la libertad de sus guionistas, y ver algo así en un canal en ocasiones tan casposo como Antena 3 tiene mucho mérito.

Uno de los muchos aciertos de la serie es la elección de su protagonista: La archidesconocida Maggie Civantos. La intérprete tenía una amplia experiencia capitular en series como Hospital central, El tiempo entre costuras, Bienvenidos al Lolita o Ciega a citas, pero hasta la fecha no la habíamos visto cargando con la responsabilidad del protagonismo. La actriz malagueña hace un estupendo trabajo encarnando a Macarena Ferreiro, la enésima encarcelada «por error». Al principio Macarena parece pija, pero capítulo a capítulo se irá transformando en una teniente Ripley de prisiones. Ha sido capaz de elevar a categoría artística el  «estado catatónico», ese trance que la posee en no pocos episodios. Si sacaran un muñeco de ella al estilo Neca mañana nos lo comprábamos. Urge merchandaising.

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No se queda atrás Najwa Nimri, en a que es su primera participacion en una serie. Su Zulema es la gran antagonista de la función. La actriz responde de maravilla al reto con un personaje de excesos, con una mente retorcida y sin límite en las malas artes. Intuyo que Najwa ha tenido que disfrutar de lo lindo. Su duelo con Macarena es un auténtico Alien vs Predator.

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Y no solo ellas dos brillan. El trabajo del reparto es de muchos kilates. Personajes como el de la gitana que encarna con magia y caracter Alba Flores, el padre coraje, interpretado por Carlos Hipólito, la otra mala malísima, a la que da vida Inma Cuevas… Seguramente cada espectador tenga su favorito. Hay mucho donde elegir, y muy bueno.

Quizá el talón de Aquiles de la serie ha sido explicarlo demasiado todo. Podría prescindir perfectamente de los flashback de la categoría «Por si no te has enterado…». Eso y que a veces el guión se le ven las costuras y la credibilidad se ve afectada. Hay que interiorizar que estamos ante ficción televisiva. Otro de los problemas son las escenas de sexo lésbico, en su mayoría demasiado gratuitas y con un tratamiento demasiado hetero. Maggie Civantos y Berta Vazquez, que interpreta a rizos, mantienen desde el primer episodio una guerra de pezones duros.

Lo bueno es que a pesar de meterse en jardín tras jardín la serie ha conseguido salir airosa, resolver sus incógnitas de manera efectiva. Y no era fácil. En la parte final de la temporada la serie ha encadenado capítulos que parecían season finale en si mismos y que incluso han estado por encima del último, el 1×11 que termina con una apoteósico homenaje a Cube de Vincenzo Natali.

Nos quedamos con el 1×09,  el episodio del motín con una Zulema completamente desatada. Ese episodio nos dejó además una de las mejores secuencias en la historia de la ficción televisiva española con protagonismo musical de la marcha Radetzky. Podeis verla pulsando en el link. Merece la pena:

http://www.antena3.com/series/vis-a-vis/momentos/zulema-dispara-valbuena_2015061800322.html

Tras una primera temporada que deja muchas incógnitas abiertas esperamos ansiosos la segunda, quien sabe si con la llegada de una nueva presa…

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Os animamos a seguir perdiendo el miedo a la ficción española.

Wayward pines: El parque temático de M. Night Shyamalan

Lo que es el cine. Parece que fue ayer cuando el director indio M. Night Shyamalan se convirtió en un fenómeno de Hollywood gracias a aterrar y romper cabezas con El sexto sentido. Pudo ser un éxito aislado, pero El protegido y El bosque confirmaron que había un genio tras las cámaras. Y Shyamalan estuvo en la cresta de la ola, pero la ola rompió. Primero fue la narcisista La joven del agua, después la tópica El incidente, incluso estas dos se podían ver como películas fallidas, pero Airbender: El último guerrero confirmó el desastre. Por si había dudas después llegaría After Earth. En este punto es cuando el director ha intentado resucitar via serie con Wayward Pines.

Shymalan, que ejerce como productor ejecutivo de la serie, es también el director de el episodio piloto, titulado Donde el paraíso es su hogar. El FANT 21 nos dió la oportunidad de disfrutar de su estreno en pantalla grande. Tan solo unos minutos para darnos cuenta de que Shyamlan va con todo, y que está dispuesto a meterse en un jardín argumental tras otro. La intriga va in crescendo, pero ya nos hacemos la gran pregunta… ¿Será capaz de resolver con éxito todos los interrogantes que plantea?

La serie nos cuenta la historia de un agente del servicio secreto que tras sufrir un terrible accidente de coche despertará en el misterioso pueblo de Wayward Pines (Idaho). Una localidad en apariencia tranquila, pero que guarda grandes interrogantes.

Wayward pines va a intentar también intentar devolver al primer plano a dos intérpretes en clara decandencia. Matt Dillon, el protagonista, lleva una década sin ofrecernos nada potable. En este piloto me ha encantado su look magullado, que me ha recordado muchísimo al Bruce Campbell de la saga Evil Dead.

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Juliette Lewis tampoco pasa por su mejor momento. Por lo que vemos, será una de las aliadas de Dillon. En el reparto también aparecen rostros conocidos como los de Carla Gugino, Melissa Leo o Terrence Howard.

Kate Hewson, another agent from Ethan's unit that has gone missing, tells her former partner that there's more to Wayward Pines than meets the eye.

 

La serie se ha presentado como un festival de influencias, convirtiendo al pueblo de Wayward pines en una coctelera de cosas que hemos visto antes. El comienzo es un guiño flagrante a Perdidos (Lost), a partir de ahí un no parar… Twin peaks, El show de Truman, Silent Hill, Pleasantville, Jurassic Park, La cúpula… A pesar de no resultar del todo original, el piloto nos ha convencido, y ya hay ganas locas de ver como avanza todo esto. ¿Será capaz Shyamalan de llevarnos hacia uno de sus desenlaces de antaño? Deseamos que la respuesta sea sí.

 

El Ministerio del Tiempo: Perdiendo el miedo a la ficción española

La aparición de El Ministerio del Tiempo en la decadente parrilla del primer canal de TVE puede despertar una revolución en la ficción española. Quién nos iba a decir que Javier y Pablo Olivares, dos de los responsables de Isabel, nos iban a regalar una trama de Sci-Fi con aires clásicos sobre viajes en el tiempo ¿Estamos ante la gran serie de culto made in Spain? Tras tres episodios hay muchos indicios de que sí. Esperamos que este sea el primer ladrillo para construir una ficción sólida que pueda competir con las series USA.

La serie nos desvela el secreto mejor guardado de la historia de España: el de la existencia de unas puertas del tiempo que permiten viajar al pasado. El Ministerio se encarga de proteger estas puertas para que la historia no cambie y de reclutar personal de distintas épocas para su plantilla. Las referencias son ricas y variadas: Doctor Who, Los visitantes (No nacieron ayer), Men In Black, Los sketches del Cansino Histórico de José Mota… Aunque sus creadores han afirmado que su mayor fuente de inspiración ha sido el libro Las puertas de Anubis, de Tim Powers, publicado en 1983.

A pesar de colarse entre los Trending Topics semana tras semana, los datos de audiencia no van más allá de la supervivencia. Del 14,8% de Share del estreno al 12,9% del tercer episodio. Los fans, autodenominados ministéricos, empiezan a cruzar los dedos para que no haya un desplome que ponga a la serie en el paredón. Aunque la calidad debería primar en la televisión pública muy por encima de los datos de audiencia.

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Sus tres personajes son un auténtico filón. Alonso De Entrerríos, interpretado por Nacho Fresneda es uno de los mayores aciertos de casting de toda la historia de la ficción española. Su «Alatriste» tiene la fuerza y el carisma que nunca tendrán Viggo Mortensen o Aitor Luna.

¿Habeis oído alguna vez eso de «Fue una mujer adelantada a su tiempo»?  Pues no hay frase que encaje mejor para definir a Amelia Folch, interpretada magistralmente por Aura Garrido. Tan cierta es la afirmación que la veremos viajar de su época, principios de 1800, a 2015.

Rodolfo Sancho interpreta a Julián Martinez , lo que viene a ser cualquiera de nosotros, la extensión del espectador en la pantalla. Se trata de un trabajador del SAMUR, que bien podría ser el novio ambulanciero de Belén Esteban. Ni iniciado en el arte de la guerra, ni licenciado en historia. De este modo hace de guía para que sus compañeros nos expliquen quien es quien en la historia española.

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A todos sus méritos hay que sumar una cuidada dirección artística y una gran banda sonora. Pero sin duda, su punto fuerte reside en su peculiar uso del humor, con constantes guiños a la historia y cultura popular, de Terminator a Rosendo. Algo especial tiene una serie cuando en un su capítulo piloto están viendo «Salto al vacío» de Daniel Calparsoro.

El capítulo piloto sentó las bases, y desde entonces la serie no ha hecho otra cosa que crecer. El 1×02 nos presentó a Lope De Vega como un auténtico fucker, mientras que el 1×03 introduce a Franco y los nazis en la trama. A mi juicio, el más arriesgado hasta el momento, y también el más apasionante.

Sabemos que la ficción española es un asunto complicado, y más en los tiempos de series como Juego de Tronos, House of Cards o True Detective, pero ha llegado el momento de perder el miedo. El Ministerio del Tiempo se ha armado de ambición y ha tomado riesgos en tiempos en los que las series españolas pretenden contentar a todos con propuestas fáciles de consumo rápido, por lo cual merece toda la atención. Ahora habrá que ver si la serie es capaz de mantener su propio listón.

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1×01 El tiempo es el que es

102 Tiempo de Gloria

1×03 Como se reescribe el tiempo