Sólo puedo reprochar una cosa a The house of the devil: No ser una obra maestra. Y es una pena, porque sus primeros minutos apuntan tan alto que por un momento creí estar ante el revival horror definitivo. Aún así, la película es una experiencia satisfactoria para los iniciados en el género.
Desde ya, los títulos de crédito de The house of the devil están entre mis favoritos de todos los tiempos. La película se estrenó en 2008, pero consigue hacernos creer que se rodó a principios de los 80. Su look es espectacular, en lo visual, en lo sonoro, en la elección de planos… Hay mucha cinefagia detrás. No hay nada que nos haga pensar que es ajena a esa época. Podeis verlo aquí:
Por un momento me he visto en el videoclub, hurgando entre los clásicos en VHS, en una época en la que aún elegía la película por título, portada o sinopsis. Sin duda la estantería de terror era mi preferida. Si no vi todas las películas allí alojadas me falto poco. La sensación es que parece que The house of the devil siempre estuvo entre ellas.
El responsable de la dirección, guión y edición no es otro que Ti West, que se marca un Juan Palomo en toda regla. Su cast es un total acierto, en especial la elección de la protagonista, una Jocelin Donahue que parece venir directamente del pasado.
El horror se consigue a través de la ambientación. No estamos ante la manida colección de sustos. Aunque el comienzo nos haga pensar que vamos a ir directos a una cinta del género Casa encantada a lo Al final de la escalera, pronto nos dirigiremos a una matanza de Texas satanista con tintes de La semilla del diablo.
Y cierro la crítica como empecé. Una pena que The house of the devil no explote, porque su ambientación funciona, y es una buena película, pero con unas lineas de guión más inspiradas hubiera hecho historia en el género. Aún así, un gran homenaje al terror ochentero. Miedo rodado en 16 milímetros.