Aniquilación: Redención o muerte en el resplandor

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Tras la excelente Ex Machina, Alex Garland sigue empeñado en mostrar al público que la ciencia-ficción es uno de los grandes géneros. En esta ocasión, adapta Aniquilación, novela de Jeff VanderMeer. Un material muy jugoso de partida que no defrauda en absoluto en su salto a la gran pantalla.

La película está disponible en el catálogo de Netflix España. La plataforma de VOD compró a Paramount los derechos internacionales del filme, lo cual nos hizo temernos un tropiezo, puesto que ya ocurrió lo mismo con la reciente The Cloverfield Paradox, cinta muy inferior a sus predecesoras. Podemos confirmar que no ha sido una venta por cuestión de calidad. Lo malo de todo esto es que Aniquilación merece verse en pantalla grande, y a los que nos gusta el cine nos ha tocado jodernos.

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La película nos hace cómplices del drama de Lena (Natalie Portman), una bióloga que asiste al regreso del marido que (casi) daba por muerto. Pero el esposo (Oscar Isaac) no parece ser el mismo que antes de partir. Pronto descubrirá que ese cambio y el frágil estado actual en el que se encuentras provienen de ‘El resplandor’, una zona en cuarentena con muchas idas y una única vuelta.

Estamos ante un título ambicioso, y ya desde el primer minuto Garland evidencia su deseo de hacer ciencia ficción con mayúsculas. En la introducción, Aniquilación no está muy lejos de La llegada. Se nota un trabajo calculado para crear el clima de misterio adecuado. Garland construye en el espectador la necesidad de adentrarse en el complejo enigma que plantea la película. En todo momento queremos saber más, como si estuviéramos asistiendo a un capitulo especial de Lost (Perdidos). Y paralelamente a la trama, se desarrolla el viaje interior de los personajes. Además de lo que vemos en pantalla, la película invita continuamente a la reflexión, y esta sensación va in crescendo.

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Es de agradecer que, a diferencia de los títulos de aventura habituales, el comando de exploración protagonista es íntegramente femenino. Hemos visto heroínas de acción, pero ahora mismo no me viene otro título a la cabeza cuyo quinteto titular esté formado íntegramente por mujeres. Otra prueba más de que otro cine es posible. Al frente del reparto una estrella consolidada como Natalie Portman, que cumple como atípica heroína de acción.

A pesar de todas estas virtudes, Aniquilación se encuentra lejos de la perfección. Ex Machina era una película más redonda en casi todos los aspectos. La excelencia de los efectos de aquella película colisiona aquí con el abuso de la CGI, que si bien funciona a las mil maravillas para dotar de vida al decorado, chirría a la hora de mostrar sus criaturas. Aquí el problema está como casi siempre en no tomar una base real y apostarlo todo a la carta digital, casi siempre más económica.

Y Cuanto más se acerca el final, más aumenta la sensación de que estamos ante una trama jodidamente difícil de cerrar. Pero Garland arriesga, sin ningún temor a jugar con fuego y caer en lo ridículo. Ya hizo Kubrick en 2001: Una odisea en el espacio, ya lo hizo Zemeckis en Contact, ya lo hizo Nolan en Interstellar… Directores que consideraron que era mejor pasarse por exceso. A los futuros espectadores solo queda recomendarles que se agarren fuerte al sofá, porque vienen curvas. Los que ya la habéis visto, sabéis a que me refiero. En definitiva, estamos ante una película grande por momentos, y que nunca deja indiferente. Sin duda uno de los títulos imprescindibles de 2017.

Reflexión sobre el final en Spoiler

Aniquilación tiene sin duda un final de esos que no deja indiferente, un salto con doble mortal adelante que no escasea en tirabuzones. Garland le pasa la posesión al espectador, y a partir de aquí llega la hora de la paja mental. En mi opinión, la película forma a un equipo en dirección a la redención, a la expiación de los pecados. Ninguna de las componentes del escuadrón protagonista tiraría la primera piedra. Misioneras vocacionales sin absolutamente nada más que perder. La película habla de la autodestrucción para más tarde hacer un llamamiento a la esperanza, a la infinita capacidad de regeneración del ser humano en situaciones límite. De esta manera entendemos que Natalie Portman no muere, si no que resucita, y hace lo propio con su marido. Ambos vuelven del resplandor, ambos sobreviven, pero el precio pagado es la aniquilación al ego anterior.

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