Nunca había reparado en ello, pero viendo Los otros en televisión, en programa doble con Mar adentro, me di cuenta de cual era el objeto de análisis en la carrera de Alejandro Amenabar. Detrás del genio se encuentra un denominador común un tanto siniestro. Os lo explico película a película.
Tesis: La muerte como parque de atracciones
La película exprora desde los ojos de Ana Torrent el sentido «lúdico» de la muerte, la violencia por diversión. Lo hace a través de películas gore y snuff movies, que pronto traspasan la pantalla para incorporarse a la acción de la cinta. Para el recuerdo esa escena final en la que el antagonista (no desvelo nombre por si aún hay quien no lo ha visto) sugiere la idea de usar la mano de la Torrent como peineta. Aunque el mejor ejemplo de lo que quiero mostrar Amenabar está en ese inicio en el Metro. Una fantástica síntesis de la película.
Abre los ojos: La muerte es sueño
El juego de suspense de Tesis pasa a ser un juego sobre lo real o no. ¿Vida, muerte, sueño? Amenabar se atreve a pasar con ingenio la frontera en un auténtico salto al vacío para el cine español. El resultado, una obra maestra sobre la evasión de la muerte, la vida eterna.
Los otros: La muerte como forma de vida
La ambición de Amenabar es ilimitada. Primera película en inglés y con una estrella de la talla de Nicole Kidman. Quizá su película más redonda. Una vuelta de tuerca al género de fantasmas y casa encantada sin perder la vista a los clásicos. La muerte como ente fantasmal, sin sábana ni cadenas.
Mar adentro: El derecho a una muerte digna
Amenabar dejó la ficción de lado para contarnos a su manera el camino hacia la muerte de Ramón Sampedro en tono de fábula. El resultado, un Oscar a la mejor película de habla no inglesa para un director que sin duda merece tener uno.
Ágora: La muerte en sentido épico
En Ágora Amenabar nos mostraba los peligros del fanatismo religioso, que ha puesto en peligro la vida de mentes brillantes de la época. La muerte en Ágora es una muerte lírica, una muerte con la que empieza la leyenda de Hypatia.