La Sección Oficial del FANT 22 ha presentado en Europa a Scare Campaign (me viene Donald Trump a la cabeza), título que aún no había sido proyectado fuera de su Australia natal. Una película breve, de tan solo 76 minutos, que consigue su finalidad de entretener.
La premisa es muy interesante. Un programa de TV centrado en las bromas macabras ve amenazada su hegemonía por otro similar que triunfa en la Deep Web, y que deja sus jodas a nivel Disney. La cadena obliga a los realizadores a dar una vuelta de tuerca.
Estamos ante un título sin pretensiones ni complejos que muestra sus cartas sin pudor. Es quizá ese su gran problema, que el espectador va por delante de la película en todo momento. Por suerte, compensa esa previsibilidad con una buena dosis de creatividad en el arte de la violencia. Mención especial al siniestro look de los Slipknot australianos y su buena mano para rodar tomas con una chainsaw cam.
Entre cuchillos y motosierras Scare Campaign aprovecha para hablarnos de «el nuevo entretenimiento», el que convierte nuestra vida en potencial espectáculo. Por un lado critica el mundo de las «realities», en una época en la que cada vez estamos más cerca del todo vale por un puñado de share. Solo hay que ver su evolución. En el primer Gran hermano la novedad era ver la vida en directo. Era curioso ver a los participantes hacer cosas tan rutinarias como cepillarse los dientes. Tras 15 ediciones la humillación y el conflicto son indispensables, y cada poco tiempo aparece una nueva variación que va más allá. La película advierte de esos peligros. Si hoy Amenabar realizara Tesis estoy seguro de que las Snuff Movies de garaje en VHS serían sustituidos por Snuff Movies 2.0, seguramente colgadas en ese otra internet que no conoce Google.
En definitiva, un título fugaz que avanza veloz que probablemente nunca llegará a nuestras salas, pero que podría hacer sin duda una buena carrera en Video on demand.
Director en sala
Su director, Cameron Cairnes, estuvo presente durante la proyección, tras la que atendió las preguntas de los asistentes. Así nos enteramos de algunas curiosas anécdotas, como el lugar de rodaje. Un fantasmal hospital abandonado en el que se hacen tours para ver fantasmas. El equipo de la película aprovechó la ocasión para dar más de un susto a los turistas del terror.