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La fiesta de las salchichas: Hora y media sin comedia

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La comedia es un género complicado. Lo que le hace gracia a una persona a otra le puede provocar rechazo. A pesar de ser un idioma universal, es complicado universalizarla. Me encantaría deciros que me he partido la caja con La fiesta de las salchichas, pero va a ser que no. Me considero una persona bastante risueña, pero ni siquiera he hecho amago de sonreír durante sus noventa minutos. Y eso que la película tiene alguna virtud reseñable, pero desde luego que no es la de hacer reír.

No soy uno de los fieles de la secta Pixar, pero la empresa del flexo hubiera explotado a la perfección ese océano de ideas que pueden salir de un supermercado. ¿El problema de Sausage Party? Se limita a monotematizar su humor, que solo se puede describir como soez. El caca culo pedo pis de toda la vida enfocado hacia el sexo. Lo de la salchicha y el panecillo podría haber funcionado sin un gag cada tres minutos de metraje (no exagero). Lo que más me sorprende es que la película no se titule: «¿Fiesta? La que te va a dar esta?»

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En el lado positivo de la balanza encontramos su visión de la religión, de la fe, y de como se articula en la sociedad. Sin duda se sustenta como antídoto ante nuestros miedos. El «mas allá del supermercado» es para los alimentos un Valhalla, hasta que descubren lo que hay realmente tras la linea de cajas. Discurso adulto, pero la lástima es que parece estar contado para un público entre los 13 y 16 años. Así se consigue una película que no funciona ni en adultos ni en niños. Cuesta ver que ha visto en ella la crítica especializada. ¿Será la falta de sexo en ese mundillo? ¿De verdad les vale con un panecillo con tacones? 

Para terminar de joderla, esa parte de Metacine a lo La Lego película (También copian el concepto de Todo es Fabuloso) para mayor gloria de Seth Rogen. Completamente innecesaria, pero es lo que tiene el afán por figurar. En fin, que nos han vuelto a vender la moto.

Lo mejor: La goma de mascar Hawking

Lo peor: Ni puta gracia

 

Inside out (Del revés): La mente como parque temático

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Inside out (Del revés) llega a nuestros cines con el aplauso unánime de la crítica mundial. La primera victoria la logró nada menos que en el festival de Cannes, donde de optar a la Palma de Oro quizá la hubiera logrado. El público ha refrendado el nuevo éxito de Pixar con comentarios entusiastas. Había curiosidad por ver si el film estaba a la altura de todo lo que se ha dicho y escrito.

La película nos lleva al interior de la mente de una niña de 12 años, que tendrá que empezar en una ciudad y en nuevo colegio debido al trabajo de sus padres. Veremos su vida desde dentro a través de cinco sentimientos: Alegría, tristeza, miedo, asco e ira, cada uno de ellos representado por un personaje.

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La calidad de la animación no necesita comentarios, pues ya es por todos conocido el nivel de Pixar. No se puede ir mucho más allá en ese aspecto, por lo que hay que centrarlo todo en la creatividad. Y es la imaginación de Inside Out la que la eleva por encima de otros filmes. La factoría ha creado un delirante universo en el interior de la cabeza de la niña. Un mundo poblado de recuerdos, sueños e ideas que deja pasajes memorables, como ese imposible atajo por el pensamiento abstracto o la asimilación del cinematógrafo como una máquina de crear sueños.

Dividiría la película en dos géneros: Comedia y drama. Como comedia Inside out funciona como un reloj. Una vez presentadas las reglas solo falta crear situaciones que hagan que fluya la jugosa premisa. Y en ese aspecto la película triunfa. Los personajes «de dentro» son un filón para desarrollar gags imposibles, como ese en el que se nos explica porque aparece con frecuencia en nuestra cabeza algún jingle del pasado.

La vertiente dramática no responde de igual manera. No he conseguido empatizar con la niña protagonista ni su drama me ha parecido tan dramático. Un cambio de ciudad no es el fin del mundo. Quizá si Pixar hubiera optado por la idea de un divorcio hubiera comprendido más la magnitud de la tragedia, pero claro, estamos hablando de Disney y del mundo ideal que cantaba Gisela. Ni siquiera en los momentos en lo que se recurre a la banda sonora para desalojar el lagrimal (viejo truco) la película consigue removerme, más bien al contrario. Me recuerda que estoy sentado en una sala de cine.

Es esa disneilización lo más molesto de la cinta. Se vende una sociedad en la que no existe nada que rompa la norma. En la que los hombres piensan en fútbol y las mujeres en ropa u amores del pasado. Un mundo blanco y heterosexual. Una ocasión perdida por la factoría de abrirse de una vez por todas a la realidad.

Tampoco se nos escapa que la idea de la película no es del todo original. Cualquiera que haya visto Erase una vez el cuerpo humano u Osmosis Jones lo sabe, solo que esta vez se cambia lo físico por lo emocional.

Fear (voice of Bill Hader), Sadness (voice of Phyllis Smith), Joy (voice of Amy Poehler), Disgust (voice of Mindy Kaling) and Anger (voice of Lewis Black) guide 11-year-old Riley from Headquarters, the control center inside her mind. Directed by Pete Docter (“Monsters, Inc.,” “Up”), Disney•Pixar's "Inside Out" opens in theaters nationwide June 19, 2015. ©2014 Disney•Pixar. All Rights Reserved.

Son estos matices los que impiden que Inside Out (Del revés) sea una película redonda, pero sin duda los fans de Pixar saldrán satisfechos. La cinta es indiscutiblemente divertida, y consigue trasladarnos a la niñez por momentos. Lástima que sea todo tan light… No pierdo la esperanza de que Pixar se quite algún día el freno de mano para arriesgar como Ghibli.

*No os levanteis en los créditos finales. Lo más descacharrante está en ellos.

ROMPE RALPH: Sí, deseo guardar la partida

Rompe Ralph en terapia de grupo con Bowser, Blanca, Zangief...

Por Samdra

En mayor o menor grado de intensidad, todos nos hemos amarrado alguna vez al poder del flecha arriba-flecha abajo-círculo-start y hemos dedicado horas insensatas a destrozar ladrillos con Mario, impulsar a Sonic por espirales vertiginosas y mamporrear el mando con la esperanza de desbloquear los ataques especiales de Chun-Li. El imaginario de videojuegos de una generación que cumple el cometido de activar el sensor nostálgico en el espectador que se acerque al cine a ver el último ¡ZASCA! de Disney a Pixar: Rompe Ralph.

Su director, Rich Moore –uno de los tipos detrás de episodios de Los Simpsons y Futurama– ha concebido un enorme salón recreativo animado donde los clásicos juegos Arcade conviven con los modernos shooters de alta definición para dar respuesta a una fantasía Toystoriesca: ¿Qué hacen los personajes de videojuegos cuando no les vemos?

Jane Lynch

Es una historia sencilla de villano amargado que un día decide dejar de serlo, y para conseguirlo, recorre todas las plataformas que sean necesarias para alcanzar la medalla que le permita ser héroe por un día y ganarse el afecto de sus compañeros de partida. Busca cambiar las tornas con el protagonista de su aventura animada –Félix–, y, por una vez, ser el que repara en lugar del que siempre destruye. Pero no es consciente de que su renuncia puede condenarles al infierno de la avería y desterrar a sus amigos al olvido.

La película, como cualquier videojuego que se precie, funciona a tres niveles: fácil, medio y experto. El usuario más avanzado –en edad– podrá acceder sin problemas al subtexto que destila los ya muy sobados valores de las compañías del señor congelado: sé tu mismo –blablablá–, no importa lo que piensen de ti sino lo que tu sabes que eres –blablablá–, juntos podemos combatir cualquier mal –blablablá–. El acierto aquí es que, excepto en momentos especialmente explícitos emocionalmente entre nuestro protagonista Ralph y la versión punki moderna de la Mérida del Brave de Pixar, todo eso queda recubierto por una suerte de homenaje a los videojuegos de ayer y hoy.

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Así, el gamer más entregado tendrá a su alcance todo un mundo de huevos de Pascua (ese avanzar frente a una pared, esos movimientos de la generación 8 bits de los habitantes de “Repáralo Félix”) que agradecerá con una sonrisa de soberbia en saberse el más experto de la sala. Como aquel Seth McFarlane que cede un cameo a Mario en un episodio de Family Guy para que aplaste a la tortuga asesina de Stewie.

Pero también resultará accesible para el usuario medio, al que me dirijo en el primer párrafo, aquel que disfruta al descubrir en segundo plano personajes que son ya una referencia clave del videojuego: Mario, Sonic, Bowser, Pacman…etc. El mismo que reconoce y descompone los escasos universos que se recrean en la película, que al final acaban excediendo el protagonismo de la confitería de Sugar Rush. No hubiese estado de más explorar otros escenarios y recortar la sobredosis edulcorante final, que por mucha gracia que nos hagan las OREO cantarinas o los Mentos con CocaCola, al final una acaba vomitando insulina.

Rompe Ralph en rosa

Pero es indiscutible que Rompe Ralph también se ganará el corazón de los más pequeños, encandilados ellos con el despliegue psicodélico de colorido y chuchería. Soltando carcajadas con el intercambio de insultos light entre la niña rebelde con ‘pixlexia’ y el grandullón bonachón, y animando a Vanellope en su auto de diseño exclusivo de taller de minijuegos.com.

Rompe Ralph no logra desbancar a Paranorman en mi Top 1 de animación 2012, pero es una divertida alternativa para toda la familia y un caramelito para que los gamers se pasen el juego del “¡yo he pillado eso!” en nivel experto.