Pocas películas han despertado en los últimos años tantas filias y fobias como Prometheus. A mi personalmente me encantó el regreso de Ridley Scott al universo del xenomorfo. Prometheus no solo mostraba ese miedo a lo desconocido tan de la saga Alien. Se atrevía con una vuelta de tuerca que ponía en contacto al ser humano con sus creadores.
Revisionando Prometheus esta semana me di cuenta de la verdadera cuestión que abarcaba la película: El inevitable choque entre el creador y su creación. Pusimos el foco en los seres humanos y los misteriosos arquitectos, pero descuidamos que David, el sintético que interpreta Michael Fassbender, era también una creación, en este caso humana. Precisamente en ese punto empieza Alien: Covenant, con una conversación en flashback entre Peter Weyland (Creador) y David (Creación).
Los que esperaban un falso remake del Alien original, al estilo de Jurassic World o El despertar de la fuerza, pueden estar tranquilos. Hay más elementos de Alien: El octavo pasajero que en su predecesora, pero podemos decir que Covenant tiene un 50% de Alien y otro 50% de la metafísica de Prometheus. Los primeros acordes de la banda sonora de Jed Kurzel evocan a la partitura que Jerry Goldsmith compuso en 1979. El espíritu inicial está de vuelta, pero a diferencia del clásico, hay algo más que ‘La mujer y el monstruo’.
Estamos ante una película ciertamente irregular. Empieza bien, pero Scott se toma su tiempo en el nudo para subrayar algunas lineas. Sin desvelar nada, diré que sobra alguna clase de flauta que otra en la parte central. Quizá el mayor problema de Covenant es que Scott ha cedido ante los que pedían más criaturas que en Prometheus. Si por algo se ha caracterizado la saga es por esa sensación de no saber por donde te va a aparecer el xenomorfo. Si viene de arriba, de abajo, de dentro, de fuera… En ese sentido Scott peca de querer contentar a los fans, o al estudio, y mostrar demasiado al bicho. Aunque hay que reconocer que los highlights de la saga no fallan.
Por suerte, Scott lo compensa con un gran prólogo, un intenso climax y un gran cierre. Al final la película pasa volando. Tenía muchas dudas con la elección de Katherine Waterston en el papel protagonista, la nueva ‘Ripley’, que toma el relevo de personajes femeninos fuertes que ya encarnaron en la saga Sigourney Weaver y Noomi Rapace. Pero la protagonista de Animales Fantásticos y Donde encontrarlos demuestra estar a la altura de las circunstancias. Aunque una vez más, el gran protagonista acaba siendo un Michael Fassbender que se come la pantalla.
Intuímos que a Covenant no le vendrá mal un futuro revisonado, porque la película está plagada de referencias. La biblia, El paraíso perdido de Milton, Lord Byron, el mito de Prometeo, Frankenstein (Cuyo nombre original era Frankenstein o el moderno Prometeo), el soneto soneto Ozymandias de Percy Bysshe Shelley, Richard Wagner… Claves que esconden otras claves. Claves que conectan con algunos misterios sin resolver. Un ejemplo, ¿Sabías que Lord Byron murió desangrado a causa de las sanguijuelas que le pusieron alrededor del cuerpo para curar una fiebre? Nada es casual. Y esto ya es mucho más de lo que ofrece cualquier blockbuster. En ese sentido, Scott demuestra que sigue siendo un autor.
Al acabar la película uno se queda con ganas de más, y eso siempre es una gran señal. Cruzamos los dedos para que la película funcione en la taquilla americana y podamos tener universo Alien para rato.