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The disaster artist: Ahora sí, comedia voluntaria

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Puede que no la hayas visto, pero si eres medianamente cinéfilo seguramente hayas tenido algún contacto con The Room (2003), la gran comedia involuntaria de lo que llevamos de siglo. La película escrita, dirigida y protagonizada por el excéntrico Tom Wiseau se ha convertido, con la ayuda de la era digital, en la denominada peor película de todos los tiempos. Un filón para memes y parodias de toda clase. Pero si de algo iba sobrado aquel acto de osadía cinematográfica era de carisma. James Franco ha sabido explotar esa vertiente en The disaster artist, la comedia, esta vez voluntaria, sobre el rodaje de The room.

Franco, en otro acto de osadía, dirige y protagoniza la cinta. No es la primera vez que el actor se marca un Juan Palomo, pero nunca lo hizo con tanto acierto. El reciente globo de oro al actor de comedia respalda su gran trabajo como alter ego de Wiseau. Una meritoria actuación por imitación de un freak único en su especie. Si bien tengo dudas sobre que The room sea lo peor que he visto (Reconozco que entretiene, que no es poco), me encuentro menos dubitativo al afirmar que la actuación de Wiseau sea de largo la peor que ha visto el séptimo arte. O si no la peor, de largo la más marciana. Franco ha sabido atrapar la esencia de un ser de otro planeta.

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Además, The disaster artist es una obra de profundo amor al cine. No son pocos lo que intentaron sacar una película adelante para darse cuenta después de que nunca debieron dejar la comodidad de la butaca. Pero todo proceso creativo es un reto, una experiencia, y hasta en un fiasco de la talla de The room hay algo encantador. Estamos ante una gran comedia. No coincido con los que han visto en la película de Franco una obra maestra, porque sencillamente no lo es, pero está muy por encima de lo que se hace en el género actualmente.

Recomiendo acercarse a The disaster artist en versión original, para disfrutar de James Franco en toda su esencia. También recomiendo repescar en Youtube The room antes de acercarse al cine. Si algo tiene esta película, es una historia digna de conocerse.

 

 

El ataúd de cristal: La limusina de Caronte

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Es un orgullo afirmar que la mejor película de lo que llevamos de FANT es bilbaina. No acudía con demasiadas expectativas al pase, quizá porque los cortos de Haritz Zubillaga, aunque correctos, no me habían maravillado. Pero El ataúd de cristal conquista por la vía rápida.

¿De qué va? Una ‘Meryl Streep‘ del cine se dirige en limusina a recoger un premio a toda su carrera. Lo que parecía una convención más en la vida de una estrella se convertirá en una auténtica pesadilla.

La actriz tinerfeña Paola Bontempi, que ya trabajó con Zubillaga en She’s lost control, sale airosa de un desafío complicado. Bontempi aparece en la práctica totalidad del metraje, y lo que soporta durante sus 75 minutos no es precisamente un camino de rosas. Estamos ante una exigente interpretación a todos los niveles. Esto no es Paseando a Miss Daisy.

Pero si Bontempi es importante en la película más lo es la limusina que la transporta, el bien llamado Ataúd de Cristal. Un espacio hipnótico que emparenta Cube con 2001: Una odisea en el espacio. De Cube tiene ese uso del color. Si en la película de Natali cambiaba el color en cada cubo aquí tenemos lo mismo, pero con control remoto De 2001 la película se lleva el ojo de Hal 9000, esta vez manejado por algo más peligroso que la inteligencia artifiial: El ser humano.

Tanto el trabajo de dirección artística como la fotografía son impresionantes. Nada hace indicar que estemos ante una cinta de bajo de presupuesto. Hasta la violencia es elegante en el interior del vehículo. Mención especial merece la excelente banda sonora de la película, compuesta por Aránzazu Calleja. Música siempre presente para indicarnos en todo momento que la amenaza es real. Encaja como anillo al dedo con las imágenes de la película.

Por si esto fuera poco, Zubillaga ha creado además un personaje icónico que nos ha conquistado desde la presentación: El misterioso chofer de la limusina. Nos hemos quedado con ganas de saber más de él. Da para un spin off, o al menos para un cameo en la próxima película.

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En definitiva, estamos ante un potente filme que aprovecha al máximo sus recursos y al que no se le ven las costuras. Esperamos que pueda tener el estreno digno en salas que realmente merece. Una gran opera prima.

«No he visto Saw» Haritz Zubillaga

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Tras la proyección, Haritz Zubillaga, el guionista Aitor Eneriz y Paola Bontempi respondieron a las preguntas de la audiencia. Uno de los espectadores hizo referencia al parecido entre El ataúd de cristal y el juego macabro de Saw, pero Zubillaga afirmó no haber visto la célebre película de James Wan. Eneriz habló de otros parecidos que le han sacado a la película, como el de un productor estadounidense que la relacionó acertadamente con el clásico ¿Qué fue de Baby Jane?. Asimismo desgranó como fue el rodaje de algunas escenas, como la espectacular secuencia final. El equipo estuvo ‘defendido’ en todo momento por el imponente chofer de la limusina.